La Corraliza, la nueva gran ruta de MTB y gravel en las comarcas mineras de Teruel
El proyecto de La Corraliza es el resultado del trabajo de Daniel Gómez, un apasionado de las comarcas de Cuencas Mineras y Andorra – Sierra de Arcos (Teruel), que ha sabido ver en este territorio el destino ideal para todos aquellos ciclistas de MTB, gravel o bikepacking que buscan desconexión y autenticidad, además de aportar su granito de arena en el desarrollo sostenible de las pequeñas poblaciones que jalonan el recorrido.
Inspirada en el proyecto de Montañas Vacías, La Corraliza nace para mostrar la riqueza paisajística y cultural de estas tierras. Su objetivo es ofrecer al ciclista un viaje en el espacio y en el tiempo por paisajes únicos y un territorio que resiste al abandono.
466 km por el corazón minero de Teruel, La Corraliza es una ruta diseñada para bicicletas tipo MTB o gravel. El recorrido, con un desnivel positivo acumulado de 8.490 m, se desarrolla principalmente por caminos agrícolas, pistas forestales y carreteras secundarias con muy poco tráfico.
Aunque los ciclistas pueden plantearse el recorrido según su capacidad y preferencias, Daniel propone siete etapas que oscilan entre los 50 y los 90 km diarios para quienes prefieren viajar sin prisa y dedicar tiempo al turismo cultural. El itinerario forma un gran bucle con inicio y final en Utrillas, capital de las Cuencas Mineras. Pasa por localidades como Martín del Río, Armillas, Obón, Alcaine, Segura de los Baños, Huesa del Común, Muniesa, Ariño, Andorra, Alloza, Oliete, Estercuel, Montalbán, Ejulve y Aliaga.
El trazado recorre terrenos muy variados, desde planicies a escarpados relieves, con ascensos destacados como la sierra de Sant Just (el punto más alto de la ruta, 1.547 m) o el alto de San Cristóbal. Los tramos más técnicos cuentan con variantes alternativas que facilitan el tránsito a ciclistas que se inician en el bikepacking o no les apetece ‘complicarse’ la ruta.

La Corraliza, símbolo de resistencia y paisaje cultural
El nombre de la ruta no es casual. La Corraliza surge de la observación de los antiguos corrales hoy en desuso y cuyas piedras resisten aún al paso del tiempo. Son símbolos de una vida agro-ganadera casi extinguida, marcada por el esfuerzo y la subsistencia.
En un momento en que muchos ciclistas huyen de la masificación, La Corraliza convierte la baja densidad de estas comarcas en su mayor atractivo. Recorrerlas es viajar hacia atrás en el tiempo. Es descubrir un paisaje cultural que se mantiene vivo pese a la despoblación.
El proyecto es un ejemplo de resistencia. Busca generar valor sin desarraigar, demostrando que el desarrollo y la conservación pueden avanzar juntos. El ciclista que se adentra en La Corraliza busca precisamente esa lejanía para disfrutar de paisajes singulares como la sima de San Pedro en Oliete o los Órganos de Montoro en Villarluengo, testigos de un paisaje modelado por el tiempo.
Sin olvidar la riqueza histórica de la zona, donde el legado minero y pastoril de los pueblos convive con restos de arte rupestre, mediaval y mudéjar. El Parque Cultural del Río Martín atraviesa parte del trazado y conecta al viajero con un pasado cuyas huellas siguen vivas en lugares como Montalbán, Alcaine, Oliete o Ariño.

Una ruta que conecta territorio y vida rural
La Corraliza no es solo una ruta. Es un motor de vertebración territorial. Al pasar por numerosos pueblos, fomenta un turismo consciente que repercute directamente en la economía local. En la web de La Corraliza se ofrece una guía detallada de servicios con opciones de alojamiento y restauración en las localidades del recorrido. En la mayoría de los pequeños núcleos, el viajero encontrará al menos un ‘teleclub’ o bar social. Cada vez es más común la fórmula del ‘multiservicio rural’, que puede llegar a combinar albergue, tienda, bar y punto de información turística. Estos espacios, que garantizan servicios básicos y ayudan a fijar población en los municipios más pequeños, serán también buenos aliados para el ciclista.
En definitiva, el proyecto es una declaración de amor hacia estas comarcas. Aspira a consolidarse como un modelo de desarrollo sostenible ligado al cicloturismo. Su propósito es atraer visitantes y fortalecer el vínculo entre quienes visitan el territorio y quienes lo habitan. La Corraliza busca reactivar el orgullo local y preservar la identidad cultural de la zona. Es una forma de resistencia activa frente al olvido, una invitación a redescubrir la belleza de lo esencial y a entender que pedalear por estos paisajes es también una manera de cuidarlos.
Más información en la web de La Corraliza

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Redacción-Comunicado
La Corraliza






