Test de 2.000 km con un mousse: Conclusiones

El mousse es un artículo cada vez más demandado y utilizado en las ruedas de todo tipo de bicicletas, desde el Enduro al Gravel. Hemos querido ponerlo a prueba durante más de 2.000 kilómetros, lo hemos desmontado y estas han sido nuestras impresiones.
Test mousse para MTB
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autor mtbpro Alberto Lafuente
autor de las fotos Marcas, AL

fecha18/10/2020


Ya te habíamos hablado en detalle de las características y cualidades de los mousses en este artículo y nos faltaba ponerlos a prueba durante un tiempo prudencial en el que comprobar su rendimiento a fondo.

Pues bien, tras haber sufrido un llantazo, decidimos instalar el modelo Octa Mousse en medida de 29” en nuestras ruedas de test y empezamos a contar kilómetros. La bicicleta elegida ha sido una e-bike endurera -Specialized Turbo Levo- con ruedas de 29x2.6 y presiones sobre 1.1 delante y 1.3 en la rueda trasera ya que una de las ventajas de montar este producto es la posibilidad de bajar presiones sin miedo a desllantar y consiguiendo por tanto mayor agarre.

El uso en este periodo ha sido muy variado, principalmente en terreno seco con piedra suelta, pero también caminos rotos, senderos con raíces… una verdadera prueba de fuego para el mousse.

Además hemos tenido dos grandes pinchazos -que sepamos- en la rueda trasera uno propiciado por un gran clavo perdido en medio del monte que el liquido pudo sellar y otro producto de algún corte por piedra con el que incluso tuvimos que recorrer algunos kilómetros sin aire hasta llegar a casa, aguantando todo nuestro peso el mousse.

Con el contador sobrepasando los 2.000 kilómetros decidimos cambiar la cubierta trasera de cara al invierno y verificar en qué estado estaba el mousse.

Al desmontar la rueda nos encontramos con que el mousse estaba adherido a la cubierta siendo complicado separar la cubierta de la llanta. Para no dañar el aro, recurrimos a un taller especializado que pudieron desmontar el neumático y el mousse.

Parece ser que el líquido X-Sauce que utilizamos junto con la espuma del mousse -que consigue que no absorba líquido- con el calor del verano y kilómetros hace que se pegue a la cubierta y sea algo más complicado su desmontaje.

Una vez liberado el mousse, descubrimos cómo aparecieron varios “pegotes” de líquido sellante seco producto de haber taponado pinchazos. La sorpresa fue que no teníamos los dos previstos sino que teníamos otros tres más que, sin ser nosotros conscientes, habían sido tapados por el líquido para tubeless. Lo cual indica que el líquido ha podido moverse sin problemas por dentro de la cubierta para hacer su trabajo. Aunque, al despegar el mousse de la cubierta, en algunas secciones estaban tan pegados que parte del mousse se ha quedado en la rueda…

Pero lo que sí nos sorprendió gratamente es que la espuma ha mantenido su forma, sus propiedades y estructura octogonal. Como hemos comentado, tuvimos que recorrer varios kilómetros sobre el mousse y este se ha mantenido entero, de una pieza y sin pérdidas grandes de material. Si es verdad que tiene algún desperfecto y pellizco seguramente de algún llantazo pero que probablemente haya salvado el aro de nuestra llanta por lo que ¡Bendito pellizco!

Por lo demás el comportamiento del mousse en estos 2.000 kilómetros ha sido intachable, la espuma ha logrado que hayamos bajado más seguros, con mayor agarre y con la certeza que nuestras llantas han estado protegidas.

En resumen, hemos tenido problemas a la hora del desmontaje pero el estado general del mousse tras 2.000 kilómetros es bastante bueno por lo que podremos seguir salvaguardando nuestras llantas durante muchos más kilómetros . ¡Larga vida al mousse!

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