Canyon Grand Canyon CF SL 8.9 Oneby
Es difícil que hables de Canyon con alguien que monte y no la identifique enseguida. De hecho es que me atrevería a decir que a día de hoy tiene un hueco entre las grandes y es un punto de referencia en el mundo del mountain bike, por cierto, más que merecido por los años que llevan ofreciendo bikes con una relación calidad/precio de nota alta.
Este mes, desde Koblenz (Alemania), nos llega a la redacción la Grand Canyon CF SL 8.9 Oneby, una rígida de carbono con aspecto racing y un montaje de diez que estoy seguro que me hará batirme más de una vez con el crono. No en vano, lleva en su ADN muchos de los genes de la SLX, la tope de gama.
A vista de pájaro
Como suelo acostumbrar, qué mejor, antes de ponerme a rodar, que echarle un vistazo por encima a la bici para saber a qué me enfrento. La primera sensación que te queda al ver en vivo y en directo la Grand Canyon CF SL 8.9 Oneby es muy buena. La combinación de colores me tiran bastante (black sky), un punto más que positivo para empezar. Y es que imagino que somos muchos a los que la primera impresión nos marca bastante a la hora de elegir nuestra futura bici.
Pero entremos al detalle: fibra de carbono premium, que asegura ligereza y rigidez, una combinación de diez para una XC, transmisión a cargo de Sram (X1), con un plato de 32 y 11 piñones en el casete (10-42), llantas DT Swiss XR 1501 Spline One que forman pareja con las gomas Continental X-King 2.2 Race Sport, frenos Formula R1 TFRA, horquilla Rock Shox Sid 29 XX World Cup...
Y antes de cerrar este apartado te comento rápidamente las medidas de la susodicha: distancia entre ejes de 1.097 mm, ángulo de sillín de 74º, longitud de vainas de 433,87 mm, ángulo de dirección de 70º... Datos más que suficientes para darte cuenta de que estamos ante una esprínter de primera.
La gama CF SL va desde los 1.399 euros de la más económica a los 2.799 de la más cara y esta CF SL 8.9 Oneby, se sitúa en la parte alta: 2.699 euros más envió y caja (otros 50,13 euros). Fijo que estás echando la cuenta de la vieja intentando sumar todos los componentes y no te salen los números. Como bien te dije al principio, Canyon tiene un punto positivo en relación calidad/precio. Eso sí, ya sabes que si el modelo elegido no está en stock tendrás que esperar un poco para disfrutar de ella. Como dicen las abuelas, «no todo el monte es orégano».
Puesta a punto
Una vez pasada revista, el siguiente paso es el ajuste de esos pequeños detalles que a cada uno nos hace el pilotaje más cómodo, inclinación de manetas de cambio/freno, grados del sillín, presión de ruedas y carga de la horquilla. En esta última mi consejo es empezar con la presión que aconseja el fabricante y luego ir variando en función del pilotaje y gusto de cada uno hasta llegar a la óptima. Ahora sí que si está ajustada para hacerle una primera toma de contacto, pero hoy no, mañana, que son las 10 y media de la noche y ni siquiera he cenado con la emoción de preparar la bici nueva.
Salgo de la cama como un rayo al oír el gallo cantar... No, no vivo en una granja, es mi despertador «chinorri», que tiene ese sonido. Normalmente me resulta incomodo escucharlo pero con bici nueva que probar mi ilusión al despertar es la misma que cuando le dices a un niño pequeño que le vas a llevar al cine a ver su película favorita.
La eficacia de la pedalada es de diez, lo que unido al cerrado ángulo de la tija del sillín (74º), hace de ella una máquina rodadora de XC
La verdad es que solo dispongo de un par de horas hoy para hacer la primera toma de contacto, pero que creo que serán suficientes para sacar unas primeras conclusiones que irán cogiendo peso y forma a medida que ruede más con ella.
Ni corto ni perezoso me pongo en marcha, bloqueo la suspensión con el control remoto, ya que estos primeros metros son por asfalto hasta que coja el sendero. Se nota que el neumático está nuevo ya que tiene ese característico ruido que te chiva: «estoy sin usar».
La bici se muestra dócil y ligera, lógicamente está por debajo de los diez kilos, no esperaba menos. Bajo unos piñones para intentar lanzarla un poco a ver qué tal la sensación de aceleración e intento subir plato... Pero ¡no hay maneta! Lógicamente, ya que solo llevo un plato. Tanto tiempo con tres platos para pasar a dos y ahora cada vez es más habitual el monoplato, sobre todo en bicis, como esta, enfocadas al rendimiento. Cuestión de acostumbrarse...
Empujo los pedales con todas mis ganas y la energía se transmite inmediatamente en movimiento. La eficacia de la pedalada es de diez, lo que unido al cerrado ángulo de la tija del sillín (74º), hace de ella una máquina rodadora de XC. Aprieto hasta que mis piernas se congestionan y dicen basta, increíble el potencial de esta Canyon y la sensación de ligereza que aporta.
Unos metros más y abandono el asfalto para meterme en el sendero, daré un par de vueltas al pequeño circuito de rampas para ver como se desenvuelve esta XC.
Seis kilómetros, con unos pocos metros de sendero y algo de pista sin dificultades técnicas que resaltar se han sumado entre las dos vueltas al circuitillo. En ellos empiezo a sacar algunas conclusiones: por un lado, lo noble y ágil que se muestra a la par que rígida y estable y, por otro, lo juguetona y poco perezosa que se muestra en curva. Imagino que en esto último tenga algo que ver que en su parte trasera se acompaña de un largo de vaina de 434 mm.
Largas jornadas
Así es esta Grand Canyon, me lo ha mostrado en las largas jornadas que he disfrutado sobre ella: rodadora y cómoda. Sin duda dos palabras de entre las muchas que podrían definir a esta bici. Llanear, rodar, pistear con ella, es una maravilla. Partiendo de parado o en marcha, la aceleración es de bici campeona gracias a su geometría, al peso de su cuadro junto con sus componentes y a sus ruedas. Todo ello se alinea en una dirección: hacer de esta Grand Canyon un conjunto ligero que, una vez lanzado, hace sencillo raspar esos segundos que todos queremos bajar al crono.
Noble y con un equilibrado rendimiento entre rapidez y suavidad, a la hora de rodar por pistas la bicicleta no se muestra perezosa en ningún momento. Siempre que tus piernas den de sí para ello podrás exprimirla y llevarla a rodar en llano a velocidades que incluso a tu GPS o cuentakilómetros le sorprenderá. El mantener sostenida esa velocidad dependerá, como he dicho antes, de tu forma.
De todas maneras, no te asustes, sí, esta bici puede cumplir perfectamente con las necesidades más exigentes de la gente que quiera competir con ella, pero también con las del biker que simplemente quiera disfrutar de las rutas con su club o amigos y rodar sobre una montura cómoda y ligera.
Llanear, rodar, pistear con ella, es una maravilla y, siempre que tus piernas den de sí, podrás exprimirla y llevarla a velocidades que incluso a tu GPS le sorprenderá
Solo te digo que, a medida que cumplo años, cada vez me decanto más por las dobles por comodidad a pesar de perder eficacia de pedaleo frente a las rígidas, pero haré una excepción con esta Grand Canyon, que me ha demostrado ser una de las bicis de XC más cómodas que han pasado por mis manos.
Algo que ver en ello tendrán también algunos de los componentes, como el sillín Ergon SM30 EVO, un compañero ideal para largas distancias, y su manillar de 720 mm, con el que podrás llevar una llevar una posición de conducción de nota alta, aunque donde creo que está la clave es en el diseño de su geometría, que sumado a lo anterior da como resultado en conjunto muy funcional. También ayudan los neumáticos, que, a pesar de tener una medida de 2,2, en ningún momento tienes la sensación de que lastren, todo lo contrario, son rápidos, rodadores y con una adherencia muy buena.
Como pez en el agua
Cambio de tercio, pasamos del rodar a subir. Y posiblemente sea aquí donde más me ha sorprendido esta bici. Sin duda alguna, su alma es escaladora, cuando el sendero pica para arriba se desenvuelve como pez en el agua. Sus ruedas de 29” te dan paso sobre regueros y raíces y los hacen parecer simples ramitas y, bien subas por pista o por sendero, sentirás que no pierdes tracción en ningún momento. Si sumas la rigidez de su cuadro tienes la sensación de que vas sobre raíles.
Al llevar un único plato de 32 y contar atrás con un 10-42, cuando la pendiente se va poniendo más vertical, demanda de una buenas patas para mover esos números. Así las cosas, en algunos tramos con mucha pendiente o aprietas dientes y riñones y tiras para arriba o pie a tierra. Pero tranquilo, si tienes claro que lo tuyo son dos platos, puedes decantarte por otro modelo, la CF XL 8.9 (sin Oneby), que viene equipada con un grupo XT de 10 velocidades y un doble plato de 24-38.
En las subidas la actuación de la Canyon se podría describir como brillante, no se muestra en ningún momento torpe o pesada de dirección y, algo si cabe aun más importante que me ha pasado con alguna 29”, sin la sensación en la dirección de flotar en pendientes con bastante desnivel. Con la Grand Canyon vas pegado al suelo en todo momento.
La grand canyon tiene alma de escaladora, cuando el sendero pica para arriba se desenvuelve como pez en el agua
Me dirás: sí, es una bici de XC y se da por sentado que va a rodar bien tanto en subida como en llano, pero en bajada..., eso, en bajada, ¿qué? Te lo resumo: es juguetona, activa y con aplomo. Aun siendo una bici de rally la he enfrentado a varias bajadas..., digamos, comprometidas, de las que ha salido airosa. Sus ruedas de 29”, con buenas llantas y neumáticos con buen grip, te dan un plus a la hora de enfrentarte a pequeños cortados, raíces y regueros, y además te salvan la posición al no ser necesario ir tan atrás.
La suspensión Rock Shox Sid 29 XX World Cup cumple de sobra con su cometido, buena absorción y un tacto de «pro» más los múltiples ajustes para conseguir un funcionamiento óptimo. Y para poner la guinda al pastel, equipa unos frenos que le van que ni pintados, unos Formula R1 TFRA, potencia y buen tacto de frenada con un diseño original.
Por supuesto que no es en la bajada donde más destaca este modelo, pero sí que pongo la mano en el fuego por ella y no me quemo si te digo que, de las rígidas que han pasado por mis manos, es una con las que mejor me lo he pasado a la hora de encarar bajadas.
Si te falta un ápice para decidirte por esta montura intento aportarlo diciéndote que el paso por curva es rápido. Sé en lo que estas pensando, en el estereotipo de que las 29” en curvas cerradas... bla, bla, bla... Estamos en 2015, a las viejitas de 26” ya las han apartando de la circulación, así que tenemos que comparar con lo que actualmente tenemos en el mercado. Las vainas traseras miden 433,87 mm que, comparados con lo que hay, son más bien cortitas, lo que la hace más juguetona y fácil de controlar. Así que, aunque se trate de una XC, no debe darte de miedo cuando el terreno se ponga escarpado y abrupto porque sabe defenderse.
CONCLUSIÓN
Después de dos meses rodando a lomos de la Grand Canyon, el primer pensamiento que me viene a la cabeza es replantearme la batalla que tenía abierta a las rígidas a raíz de unos problemillas de espalda/lumbar que he tenido últimamente. A pesar de las palizas kilométricas que me he metido entre pecho y espalda, ninguna tarde post entreno he necesitado un puente grúa para salir del sillón. Y sin duda alguna estoy seguro de que muchos lectores que rondan y pasan los treinta y muchos saben de lo que hablo después de una jornada larga y dura en una rígida.
Aclarado este tema, quizá el mayor mérito de esta bici haya sido reunir dos cualidades en principio contrapuestas: la postura sobre ella es a la vez cómoda y deportiva. Puedes salir a dar un simple paseo de tarde de verano y hacer unos kilómetros relajados o apuntarte a una competición de XC e intentar subir al podio. Porque, además, esta 29” no se muestra nada perezosa, es más, te podría decir que resalta en ella lo ágil y noble que se muestra en movimiento... Vale, sí, lo reconozco, no parece que esté hablando de una bici, ¿verdad?... Pero es que, después de estos dos meses, la he cogido cariño.
Bromas aparte, si estas buscando una bici rígida con un precio contenido y un montaje de primera, la Grand Canyon es una propuesta más que interesante.
La bici al detalle...
Sin duda alguna, solamente con pegarle un vistazo por encima, te darás cuenta de que lo que tenemos entre manos es carbono. Líneas deportivas y redondeadas en sus uniones, material de primera para un cuadro de primera. Caja de eje de pedalier sobredimensionada combinada con un pedalier Press Fit, rigidez y eficacia de pedalada asegurada, vainas más cortas para ganar en las horquillas más cerradas, eje pasante trasero más rígido (X12) e Impact Protection Unit para proteger el cuadro de posibles impactos del manillar.
La horquilla está firmada por los chicos de Rock Shox con detallazo incluido: puente de carbono..., ¿te gusta, verdad? En cuanto a lo demás, más de la misma calidad a la que nos tienen acostumbrados, tacto y funcionamiento impecable para salir airosos de cualquier irregularidad que tenga el firme, diversas regulaciones para conseguir el rebote y compresión deseados y estética deportiva. Una horquilla que a todos nos gustaría llevar en nuestra bici de XC.
Lo que te une al suelo son unas Continental X-King 2.2 Race Sport. A pesar de su ancho, en ningún momento pensarás que llevas unas 2.2, la sensación es de llevar un neumático rodador y rápido. En cuanto al agarre, en general es bastante bueno, sobre todo en su paso por curva y a la hora de subir pendientes fuertes, con taco muy marcado y blando. Es uno de los componentes que más me han sorprendido en positivo. Por si fuera poco forman pareja con unas DT Swiss XR 1501 Spline ONE para poner la guinda al pastel.
Que ni pintados le vienen estos Formula R1 a la Canyon. Son progresivos, potentes y con un tacto suave. Difícil mezcla, ¿no?... Pues estos R1 reúnen las tres características y además cuentas con regulación para dejar las manetas a la distancia y tacto deseados. Un extra en cuanto a originalidad lo aporta su diseño, si eren fan de Formula, no te preocupes, que siguen conservándolo.
Como ya sabrás, las bicicletas de Canyon, en relación calidad/precio, aprueban con una nota más que alta. Tan solo hace falta echarle un vistazo a nuestra 8.9 para darnos cuenta de los componentes que monta, Sram X1, Formula R1, Sid World Cup, DT Swiss... y esqueleto de carbono. Todo eso con un precio apretado, ¿alguien da más?
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