¿Bici de Gravel o de XC? Te vamos a hacer dudar...
Las bicis de XC son cada vez más polivalentes. Eso es una gran oportunidad para todos los ciclistas, como demuestra la aparición de subcategorías o 'etiquetas' -esto daría para otro debate...- como el llamado downcountry, surgido como reacción, entre otros motivos, a unos circuitos de Copa del Mundo cada vez más técnicos y no tan exclusivamente rodadores como antaño.
Pero, de forma practicamente simultánea, no podemos negar que las bicicletas de gravel son cada vez más atractivas para un buen número de usuarios, hasta ahora siempre fieles a las XC. Como ocurre con otras categorías del mountain bike, entre el DH y el enduro, o entre el enduro y el trail, hay factores que se solapan, rasgos de conducción, en ocasiones, compartidos. Algo que también sucede entre el XC y el gravel, y que puede hacer dudar a muchos usuarios a la hora de adquirir una bicicleta nueva o renovar la que ya tiene en casa.
Vaya por delante que no pretendemos con este artículo colocar un tipo de bicicletas por encima de otras, o denostar tal o cual categoría, ni mucho menos. Se trata, simplemente, de averiguar cuál es la bicicleta más adecuada, en virtud del uso que le vaya a dar el ciclista. Una elección correcta o, al menos, lo más ajustada a la realidad de nuestras rutas, nuestra técnica y nuestro físico, se traducirá en muchas más horas de disfrute sobre los pedales. Y eso, al final, es lo más importante ¿verdad?
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Y es que, la versatilidad del gravel es, sin duda, su principal atractivo. Desde rodar rápido por pistas de tierra o caminos, en combinación con tramos de asfalto -sin vernos excesivamente penalizados por el peso de la bici o el agarre de los neumáticos-, hasta pasear de forma más relajada por Vías Verdes, sin olvidar su vertiente más cicloturista o de 'bikepacking', una bicicleta de gravel sirve para -casi- todo. Una virtud, por cierto, tradicionalmente vinculada también a las bicicletas de montaña rígidas o XC más convencionales.
No es extraño, por tanto, que las dudas asalten a más de uno a la hora de 'dejarse los cuartos' en una nueva bicicleta... ¿gravel o XC? Nosotros, y nuestros compañeros de MaillotMag, lo tenemos claro; si te ves reflejado en alguna de las circunstancias que vamos a describir a continuación... te damos la bienvenida al 'mundo gravelero'.
- ¿Pedaleas solo por pistas o caminos sencillos?
Si la respuesta es afirmativa, una bici de gravel es la opción más recomendable. En la mayoría de esos trazados ni siquiera es necesaria una horquilla de suspensión corto recorrido, como suelen montar las bicis de XC. Y en el caso de utilizarla, no le vas a extraer todo el jugo, en comparación con el 'lastre' de peso que suponen. Cierto que es que algunas bicicletas de gravel se sirven con suspensión delantera o con algún sistema de flexión trasera pero, en líneas generales, una gravel rígida al uso, resultará más eficiente que una XC en ese tipo de rutas. Una eficiencia complementada, además, con unos neumáticos lo suficientemente anchos como para ser confortables y seguros, sin llegar al excesivo e innecesario balón de los neumáticos de XC en una pista.
- ¿Buscas velocidad? ¿Te gusta rodar a ritmo alto?
La geometría de las bicis gravel y, por tanto, la posición que adoptamos sobre ellas, sus desarrollos, su ligereza -comparada con las XC- y ancho de neumáticos son los ingredientes perfectos para disfrutar de la velocidad por pistas, caminos o carreteras rotas.
Ojo, que muchos ciclistas pueden sentirse más seguros inicialmente agarrados al ancho manillar de una mountain bike, cosa que no deja de ser cierta. Pero una vez que te acostumbras -y sucede rápido- al manillar de gravel, heredado de las bicis de carretera, pero más ancho y abierto en su zona inferior, la seguridad a altas velocidades es total.
- ¿Y si quiero salirme del camino?
El amplio repertorio de ancho de neumático que suelen permitir las llantas de las bicis de gravel, que puede variar de los 32-34 mm hasta los 40-50 mm, nos permite alternar con un juego de cubiertas más radical y de taqueado más profundo para adentrarnos en zonas más complicadas.
Además, como decíamos unas líneas atrás, la presencia en el mercado de modelos evolucionados y equipados con horquillas específicas de suspensión para gravel de poco recorrido e, incluso, una versión especial de la mítica Lefty, puede satisfacer las necesidades más off-road.
- ¿Te gustan varias disciplinas, pero solo puedes tener una bici?
Una gravel con doble plato, y con la posibilidad de montar neumáticos lisos de 32 o 34 mm de ancho -como llevan ya muchas bicis de ruta, por ejemplo, las gran fondo- permite disfrutar del ciclismo de carretera casi como si lleváramos una 'flaca'. Y el día que toque 'monte', basta con cambiar las cubiertas... y a disfrutar. Siempre con limitaciones, eso sí, tampoco podemos lanzarnos al enduro.
De igual forma, la mayoría de cuadros gravel vienen equipados con roscas portabultos y soportes que nos lo ponen mucho más fácil a la hora de lanzarnos a realizar una ruta de cicloturismo o 'bikepacking' de varios días.
- ¿Tienes un presupuesto limitado?
En el gravel, como en el XC, también podemos aspirar a bicicletas de gama alta, pero la diversidad que han alcanzado las gamas y el amplio rango de precios existente en el mercado, permite iniciarse en esta modalidad realizando desembolsos muy razonables, con cuadros de aluminio y horquillas de carbono con las máximas garantías.
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