Bicis Incomprendidas: Trek Y OCLV. El carbono se volvió arte.
En 1995 todos nos enamoramos de nuevo. Sí, los que apenas llevábamos unos años subidos a una mountain bike con un diseño salido de la fábrica de hacer muebles, con ángulos de 90 grados en cada uno de los tubos del cuadro, sentimos mariposas en el estómago cuando vimos por primera vez la Trek Y33 amarilla. Un cuadro con forma de letra «Y» que nacía en carbono OCLV (Optimum Compaction Low Void), convirtiéndose desde ese mismo momento en una de las bicis más altas de gama existentes y más veneradas con el paso del tiempo.
La gama «Y» tuvo una corta pero intensa vida desde 1995 hasta 2001. Un ciclo de tan solo 6 años en el que la «Y» tuvo varias revisiones de cuadro. La primera versión que duró del 95 al 98 acusó algunos problemas en el anclaje del amortiguador en el cuadro, ya que este estaba pegado. Se solucionó con la segunda versión en la temporada 98-99, donde el anclaje ya estaba integrado en el cuadro y además nacieron versiones SL con un carbono OCLV-HC que redujo el peso del cuadro en un 10%.
Sin duda el peso era uno de los principales argumentos de la gama «Y». Estamos hablando de modelos de doble suspensión de 99mm de recorrido trasero entorno a los 11 kilos (11,12kg modelo Y33 del 95) hace más de 20 años… La trasera, formada por un triángulo compacto, estaba realizada en aluminio 6061 con sección cuadrada, que posteriormente se ovalizó en el 98 con la segunda versión y adoptó la patilla reemplazable.
La gama aumentó a modelos de aluminio 6061 en el año 97 (hubo un ST120 en el 96, pero aun siendo aluminio Easton su forma no era exactamente de «Y») y los mismos modelos de aluminio adoptaron los frenos de disco en su trasera URT en 1998 (gama Y-Glide).
Los modelos «Y» OCLV estaban realizados a mano en la fábrica de Wisconsin con todos los estándares de calidad de la época y, si bien el diseño del cuadro fue súper revolucionario, el funcionamiento de una trasera con el eje de pedalier incorporado hacían que la misma se moviera bastante cuando pedaleábamos en todos los terrenos. Al variar la distancia del pedalier al sillín continuamente, afectaba a la perdida de potencia y tracción con respecto a la rueda trasera.
Para los amantes de las curiosidades, la «Y» tuvo una versión de carretera llamada Y Foil, que fue prohibida por la UCI porque pesaba menos de los 6,8kg oficiales.
Pero, ¿fue realmente una bici incomprendida? En cierto modo lo fue, ya que lo espectacular de su diseño y calidad de construcción del cuadro no acabaron de encajar en una industria en la que el carbono estaba empezando a evolucionar tecnológicamente a pasos agigantados. Algunos problemas iniciales con el cuadro (delaminado del mismo y anclaje del amortiguador) no fueron muy bien acogidos, pero aun así hubo infinidad de incondicionales que no dudaron en hacerse con una de ellas.
A día de hoy es difícil encontrarlas en buen estado en el mercado de segunda mano, pero hay relativamente bastante oferta. ¿Se atreverá algún día Trek a sacar una versión actualizada de este gran diseño? Ojalá. Eso deberían hacer todas las marcas de vez en cuando…
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