Y el cuadro de la Heretic, cuenta con muchos de ellos. Gracias a Dios y con buen criterio, la entrada de los cables se hace por ambos lados del tubo diagonal, y discurren por el interior del cuadro y el basculante hasta sus destinos. Muy limpio y eficaz. Éso sí, si te sigue dando morbo llevar los cables por la dirección, la Heretic es compatible con direcciones con rodamientos ZS56.

Otro curioso detalle de la construcción del cuadro, es la forma de “bañera” que tiene el tubo diagonal en su parte interior al llegar a su zona más baja, en la unión con el pedalier. Este diseño es así, para evitar que depósito del amortiguador toque el cuadro en momentos de máxima compresión, ya que el amortiguador ha sido dispuesto lo más bajo posible para a su vez bajar al máximo el centro de gravedad. Por cierto, la medida de dicho amortiguador es de 205x65 mm, y el cuadro es compatible también con amortiguadores de muelle.

Había comentado que en Rossignol habían buscado la máxima fiabilidad y robustez. Buena prueba de ello son las zonas donde se han duplicado y sobre dimensionado los rodamientos, como es la parte donde se aloja el eje de giro principal de la suspensión en el cuadro. Rigidez y durabilidad a prueba de bombas.

Otra solución muy interesante creada por el equipo encargado de crear la Heretic, es el soporte de la pinza de freno trasera. Diseñada por ellos al igual que el resto del cuadro, ha sido minuciosamente estudiada para que no se transfiera estrés por las fuerzas de la frenada al cuadro, y la pinza se pueda alinear y ajustar a la perfección. Dicho soporte está por una parte fijado al eje de la rueda trasera, y por otra atornillado al propio cuadro.

Un detalle curioso y original, es la ubicación de una multiherramienta “8 en 1” y un desmontable, integrados en el protector del tubo diagonal en su parte inferior. Bien pensado, la verdad, ya que está bien escondido y además abajo del todo, para no interferir con el reparto de pesos.

Y para hacer de la Heretic una bici silenciosa y bien protegida, tenemos toda una colección de gomas y protectores situados en sitios estratégicos para evitar que la cadena, el barro o piedras desgasten y afeen el cuadro prematuramente. Aparte, Rossignol ofrece un pack de vinilos protectores ya precortados y a la medida de la Heretic, de la marca Slicy.

En cuanto al resto de estándares, contamos con pedalier roscado, eje Boost, patilla UDH (compatible con grupos mecánicos y electrónicos) y diámetro de tija de 34,9 mm... y Flip chip.

El Flip Chip es una de las palabras de moda en el MTB. Y la Heretic no iba a ser menos. Justo en la articulación del Horst-Link, encontraremos estas piezas, que girándolas, nos permitirán configurar las opciones “flow” y “attack”. Bajo estas dos términos, lo que haremos será tener una posición alta y baja de la bici. En la posición baja o “attack” la bici será más larga entre ejes, tendrá más lanzamiento de horquilla y un pedalier más bajo. La idea es tener una bici más ágil y juguetona en la posición “flow”, y más estable a altas velocidades en la posición “attack”.

Sistema de suspensión 4-Bar

Four bar, o Horst Link, como más te guste llamarlo, es el sistema de suspensión escogido por Rossignol para su Heretic. Un viejo conocido en la industria del MTB, que sigue a día de hoy en plena forma, y que ha demostrado más que sobradamente sus cualidades desde que Horst Leiner lo inventara, y lo incorporasen marcas Top en sus bicis de doble suspensión.

Pero los ingenieros de Rossignol han querido darle una vuelta de tuerca extra. Lo han afinado al máximo buscando un tacto inicial muy sensible, un buen soporte a mitad del recorrido (recordemos, 165 mm) y una controlada absorción ante los impactos más fuertes que comprimen al máximo la suspensión. Todo esto, sobre el papel, claro. Luego os cuento mis sensaciones a bordo, y os confirmo u os desmiento toda esta teoría...

Para los amantes de los gráficos y los números, aquí tenéis todo lo relacionado con el leverage ratio, el anti squat y el anti rise, en comparación con la anterior generación de la Heretic.

Ya está bien de tanto dato. La verdad lo pasé genial durante la presentación congeniando con el equipo de Rossignol y con los compañeros de la prensa internacional, comiendo y bebiendo de lujo, y en una cabaña alpina mientras fuera nevaba... (la dura vida del probador de bicis). Pero ya tocaba vestirse “de romano” (bien protegido contra el frío, por cierto), y salir a ver de lo que es capaz la Heretic 2025.

Nuestro cuartel general se encontraba a 1.650 metros de altitud en la estación de esquí de Chamrousse. Y en una de las laderas de la zona íbamos a realizar el test de la Heretic. En la parte final donde confluían los senderos donde rodaríamos, tendríamos a nuestra disposición una zona de carpas con comida, mecánicos, etc, y desde allí en furgoneta subiríamos al inicio de dichos senderos.

El día se presentó invernal (de hecho, es que estábamos en invierno), y mientras en la zona alta nevaba ligeramente, a medida que descendíamos nos encontramos con niebla densa, algo de lluvia gélida y temperaturas rondando los cero grados. Se presentaba una jornada divertida...

La primera ascensión del día, éso sí, la hicimos pedaleando por la misma carretera de acceso a Chamrousse, y salvamos algo más de 400 metros de desnivel positivo. Fue ideal para comprobar la capacidad pedaleadora de la bici, y ver qué sensaciones transmitía. Seamos sinceros. Con casi 17 kilos en orden de marcha con pedales, neumáticos gordos de enduro/DH que se pegan como lapas, y geometrías pensadas para bajar a todo trapo, la verdad es que pensé que moriría en el intento.

Pero nada más lejos de la realidad, la bici me resultó cómoda durante la media hora de ascensión, no la sentí pesada ni perezosa, y la suspensión apenas me restó fuerza de pedaleo. Para mi sorpresa, hasta con el paso del hidráulico abierto a tope en el amortiguador, apenas había interacción de la pedalada con la suspensión. Desde luego, puedo confirmar que el anti squat de la Heretic está realmente afinado.

Todo lo que sube...

Habitualmente suele bajar. Y no nos engañemos...si te gusta el MTB en su versión más Hard Core, será donde más disfrutes, como me pasa a mí. Y además esta bici ha sido creada expresamente para darlo todo cuesta abajo. Tocaba catar los senderos que los chicos de Rossignol nos habían preparado, algunos de ellos precisamente donde la Heretic ha sido testada y desarrollada.

A pesar del clima, la verdad es que este lugar alpino era de película de fantasía. Espesos bosques de coníferas y abetos, con gruesas mantas de musgo de un verde intenso que vestían los troncos, una niebla fría y densa que se colaba entre los árboles... Y un suelo muy particular, compuesto de una gruesa capa de turba blanda de color marrón oscuro, húmeda y pegajosa, salpicado de raíces y rocas húmedas, bien aderezado con mucho desnivel, iba a ser el escenario de la prueba.

Si bien la primera bajada tocaba rodar los frenos Maven y hacerse a la geometría y reparto de pesos de la bici, enseguida le “pillé el punto” a la Heretic. La verdad, me lo puso fácil, y rápidamente me encontré cómodo sobre ella. A pesar de las circunstancias y el desnivel, la Heretic se mostraba aplomada, y sobre todo me transmitía mucha seguridad en el tren delantero. Esta seguridad fue sin duda clave para ganar confianza y apretar un poco más cada bajada.

Después de la primera toma de contacto, y con todos los ajustes a mi gusto, comencé la auténtica labor de prueba.

Si algo me transmitía la Heretic, era sobre todo agilidad. En zonas de curvas enlazadas donde has de trabajar con todo el cuerpo, y aligeras el tren trasero para hacer deslizar la bici de forma controlada mientras te preparas para la siguiente curva en la dirección opuesta, la bici era tremendamente fácil de manejar. Las maniobras se sucedían con naturalidad, casi de forma orgánica, y allá donde dirigías la mirada, la Heretic obedecía y te llevaba.

En éste sentido cabe alabar el gran trabajo realizado en cuanto a la flexión controlada del cuadro. No me canso de decirlo, y es que los cuadros de aluminio (los bien hechos claro está) transmiten unas sensaciones dulces de absorción, comodidad y flexibilidad que los de carbono no son capaces de transmitir. Esto hace que la bici no sea crítica y rígida de más, cuando nos apoyamos fuerte en las curvas, o pasamos zonas rotas y muy técnicas que pueden poner en apuros a riders de capacidades medias por muy suaves que hayan tarado las suspensiones. Personalmente, he encontrado en este aspecto la cualidad más destacable de la Heretic. Y es que, a pesar de ser una bici diseñada para un uso extremo, es lo suficientemente “amable” con riders de todo tipo, independientemente de sus aptitudes técnicas.

A nivel de suspensiones, destacaría un gran equilibrio entre ambos trenes, con una trasera de carácter lineal y “tragón”, que lee muy bien el terreno y a la que no llegué a hacer tope en ningún momento. Saliendo de las curvas y pedaleando fuerte apenas se sentía vaivén arriba y abajo, recuperando rápidamente la velocidad, mientras que en zonas rotas de raíces, escalones o rocas se lo devoraba todo sin compasión. Esto dice mucho del trabajo de puesta a punto de la cinemática de la suspensión, y demuestra que si las marcas siguen confiando en el sistema 4-bar, no es por casualidad.

Si bien es cierto que prácticamente 17 kilos de peso (con pedales y tubelizada) no son pocos, es justo decir también que una vez en marcha ésto no se percibe de igual manera. Como ya he mencionado, la Heretic es una bici muy equilibrada en todas sus cotas y geometrías, con un reparto de pesos muy conseguido y un tacto dulce y agradable. Todo esto repercute en ésa sensación de llevar menos peso entre las piernas del que se declara. La bici corre, es ágil, y pide “aire” continuamente. Es fácil empalmar zonas de raíces y rocas tirando de ella y acompañando inercias, y si te gusta saltar, descubrirás que te lo hace fácil y es predecible en sus reacciones.

He tenido la oportunidad también de probar las dos opciones de reglajes que permite el flip chip, y sinceramente, para mi gusto, me quedo con la opción “Attack”. La posición “Flow” te permite “ratonear” con algo más de facilidad en senderos con muchas curvas enlazadas, pero yo he encontrado en el modo “Attack” una bici más estable y aplomada a altas velocidades, sin una pérdida de rendimiento destacable a la hora de hacerla girar. Ése medio grado extra de lanzamiento de la horquilla (de 64,5º a 64,04º), un wheelbase más largo ( de 1.237,8 mm a a 1.242,2 mm), y un pedalier más bajo (de 350 mm a 343´6 mm) hacen de la Heretic un auténtico misil tierra-tierra. Éso sí, aquí la elección de las bielas juega un papel importante, ya que con las GX de 170 mm que trae de serie es bastante fácil dar con los pedales en rocas y raíces en la configuración low o attack.

Otra cosa que me gusta de la Heretic es que huye de todo lo superfluo. Es una bici sencilla, donde nada falta ni sobra, y cada componente está pensado para estar en su sitio y hacer lo que debe hacer. Un grupo fiable y duro como el GX AXS T-Type, frenos para parar un tren de mercancías como los Maven, y periféricos y ruedas de aluminio como la potencia y manillar Burgtec, junto a las DT Swiss E1900, componen un conjunto robusto y fiable, y que ayudan a otorgar a la bici ésa cualidades de dulzura y absorción antes mencionadas.

Poco más se puede decir también de los neumáticos Maxxis Assegai 29x2.5 delantero y Minion DHR II 29x2.4 trasero, ambos en compuesto 3C MaxxTerra. Gran agarre lateral, absorción y tracción sobre todo para terrenos secos/duros y mixtos, pero que en el terreno de turba densa y pegajosa alpina en la que rodamos, tendían a embozarse y les costaba un poco limpiarse. Éso sí, el agarre en aquél terreno seguía siendo muy alto, precisamente por las características de ése tipo de suelo.