¿Por qué no debes lavar tu bicicleta en las gasolineras?

¿Por qué no hay que ir a las gasolineras?

Aunque el barro es uno de los peores enemigos de una bicicleta, el exceso de agua también lo es, especialmente si hablamos de zonas en las que si acaba desapareciendo la grasa surgen los crujidos, roces, etc. Limpiar sistemáticamente una bicicleta con agua a presión es la mejor forma de que esta grasa desaparezca de zonas como la dirección, manetas de cambio, la caja del pedalier o los puntos de giro con rodamientos.

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Por eso, uno de los consejos más importantes que damos siempre a la hora de limpiar la bicicleta es evitar hacerlo con agua a presión, ya que el agua penetra en cualquier recoveco y al hacerlo con mucha fuerza acaba diluyendo la grasa de estas zonas. Zonas que, además, luego no se suelen revisar por estar ocultas; y no nos damos cuenta del problema generado hasta que llegan los ruidos o roces.

Hay otros motivos, derivados siempre del daño que hace el agua a mucha presión, como que se puede saltar el esmalte de la pintura (incluso la propia pintura), los adhesivos, doblar alguna parte móvil o romper algún latiguillo o funda... el sillín y los puños también sufren bastante con el agua a presión ya que, además de lo que pueda entrar en la espuma, cualquier arañazo de la cubierta puede acabar mucho más abierto.

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Todos estos riesgos se multiplican en el caso de las e-bikes, ya que la entrada de agua en las zonas sensibles, contactos, etc. pueden suponer un problema. Aunque la mayoría de las marcas sellan bastante bien todos estos puntos y aguantan bien el agua abundante, es mejor no tentar a la suerte y no apuntar hacia ellos de forma directa con el chorro de agua.

¿Qué hacer si tenemos que ir, sí o sí, a una gasolinera?

A veces es inevitable tener que acudir a las limpiadoras a presión de las estaciones de servicio o similares. En este caso, lo mejor es alejar lo máximo posible el chorro de la bicicleta y tener especial cuidado en no apuntar de forma directa a zonas móviles y partes pequeñas. Tampoco es recomendable incidir durante mucho tiempo con el chorro en el mismo sitio, pero mucho menos en zonas en las que se acabe quitando la grasa (como la zona de la dirección, rodamientos, caja del pedalier o los bujes) o que se puedan doblar, como la patilla del cambio, manetas, etc.

Si hablamos de máquinas domésticas, además de alejarnos, lo mejor que podemos hacer es ampliar el ancho del chorro para que el agua salga de forma más dispersa y no se concentre en un único punto.

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¿Qué otras alternativas tenemos?

Evidentemente las alternativas dependen, en gran medida, de nuestra vivienda y disponibilidades. En muchos casos la alternativa es meter la bici en la ducha o bañera, y no es mala opción, aunque seguramente no la mejor si queremos evitar ensuciar toda la casa. En caso de disponer jardín, lo mejor es recurrir a una manguera convencional o a un cubo; aunque también hay hidrolimpiadoras en el mercado que sacan el agua con menos presión (como la Easy Auqtak 100 de Bosch) que incluso se venden como específicas para bicicletas.