STOP a los crujidos: 10 puntos de origen de ruidos en nuestra bici

Ejes de las ruedas, pedalier, pipa de la dirección, sillín, tija, pedales… Ruidos aislados o todos a la vez. Tan importante como llevar el mantenimiento de la bici al día es saber las zonas propensas a “crujir” y cómo solucionarlo.
STOP a los crujidos: 10 puntos de origen de ruidos en nuestra bici
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autor mtbpro Redacción
autor de las fotos Archivo

fecha22/05/2024


El barro en época de lluvia, el polvo en las de calor, la suciedad en general se acumula en muchos puntos de nuestra bicicleta. Y vaya por delante que si hiciésemos el mantenimiento correcto a nuestra bicicleta y la lavásemos adecuadamente después de cada salida seguramente no se diesen ninguno de los puntos de este artículo. Pero aunque lo hagamos, no estamos exentos de que, con el paso del tiempo, aparezcan esos molestos ruidos o crujidos cuando estamos montando.

Fruto del desgaste de las piezas, de la aparición de holguras o de la acumulación de suciedad de difícil limpieza, muchas de las partes móviles de la bicicleta comienzan a crujir cada vez que damos una pedalada. Cuando estos ruidos son fruto sólo de la suciedad acumulada (es un clásico que suceda en el pedalier o en el sillín), muchas veces con un lavado con agua es más que suficiente para que queden limpios y desaparezcan los molestos crujidos.

Siempre que podamos debemos utilizar una manguera y no ir a la clásica gasolinera con pistola a presión para lavar la bicicleta. Las máquinas a presión (domésticas o industriales) pueden llegar a causar más daños de lo que solucionan si no respetamos algunas normas básicas. Y la primera de ellas es no disparar el agua a menos de un metro de los elementos móviles.

Lo siguiente que debemos respetar es secar bien toda la bicicleta y aplicar la grasa adecuada en cada parte. Pero ahora vamos a poner nuestra bici en el soporte de taller y vamos a ver de dónde vienen los ruidos más molestos de la bicicleta y cómo solucionarlos.

Los crujidos del pedalier

STOP Crujidos. Pedalier

La zona del pedalier es la principal fuente de ruidos molestos de una bicicleta. Su cercanía al suelo, la gran cantidad de polvo y barro que recibe, así como su carácter móvil, le convierten en el candidato número 1 a volvernos locos con sus crujidos. Entre otras cosas porque muchas veces los sonidos vienen de los pedales y las calas en lugar del propio pedalier.

Limpiar los pedales con desengrasante y abundante agua, incluso con un cepillo para retirar posibles piedras que hayan quedado enganchadas a ellos, así como engrasarlos, incluso desmontándolos y limpiando su eje es la mejor forma para que no suenen. Una gota de grasa en las roscas antes de poderlos y en las calas de vez en cuando nos evitará que se oxiden y que acaben generando molestos ruidos por roce.


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El pedalier es algo más complejo. Los de cazoletas son más sencillos de desmontar, limpiar y engrasar, mientras que los pressfit son algo más complicados. No obstante, es conveniente ponerse manos a la obra, limpiar bien la zona con agua después de cada salida (incluso echando alguna gota de lubricante) y secando bien las partes expuestas para evitar la aparición de óxido. Y de vez en cuando desmontar todo el sistema para lubricar los rodamientos interiores y el eje. Con esto también notaremos cómo recuperamos un rodar más suave.

Si detectamos ruidos de roce, es conveniente hacer esta operación en seguida, ya que si se ha introducido algo de suciedad dentro del sistema corremos el riesgo de que arañe el cuadro o los componentes internos  y tendremos un problema mayor.

Roces y ruidos de la transmisión

La transmisión es otra fuente constante de desdichas para los bikers cuando comienza a sonar. En este caso no sólo la suciedad puede ser la culpable. El posible desajuste de los desviadores, con el roce constante de la cadena especialmente en el delantero es fruto de muchas desesperaciones.

La mayor parte de las veces con una buena limpieza y el engrase de la cadena se acabarán los ruidos. Pero en otras ocasiones, a estas labores básicas de limpieza y mantenimiento se le añade la necesidad de comprobar si la cadena se ha estirado demasiado llegando al final de su vida útil. También de reajustar la tensión de los cables (bien con los tensores de los disparadores, de los desviadores o de las camisas en muchas bicicletas de carretera) cuando se va perdiendo con el uso.


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Si la cadena roza en los piñones inferior o superior habría que comprobar si se han movido los topes o se ha desajustado el desviador por cualquier motivo. En este caso lo primero es comprobar la tensión del cable (un motivo más habitual de mal funcionamiento) y luego comprobar bien la posición de dichos topes. Si además de los roces, la cadena empieza a salirse de los platos, es problema de los topes.

La patilla del cambio o desviador trasero también puede ser fruto de ruidos y molestias si se ha doblado por un golpe o caída. Al no estar perfectamente alineado, la cadena rozará con el desviador o sufriremos saltos y cambios involuntarios de piñón. Comprueba que las dos roldanas del desviador están perfectamente en vertical con el piñón engranado. En las bicicletas de doble plato la mejor forma de comprobarlo es con el plato grande y el piñón pequeño engranados.

Cables y fundas

STOP Crujidos. Cables y fundas.

El cableado también es fruto de ruidos y roces que pueden volver loco a cualquiera, especialmente si no nos damos cuenta de su procedencia. Aunque el guiado interno en los cuadros ha mejorado mucho, en muchas ocasiones el roce dentro del propio cuadro es el causante de las molestias.

Además, los cables y el interior de las fundas se pueden secar, provocando que al rozar suene. Hay fórmulas para evitarlo, y una de ellas es limpiando de vez en cuando los propios cables y aplicando unas gotas de lubricante en determinadas zonas del recorrido, especialmente en los puntos de fricción. No obstante, la mejor solución para mantener siempre un funcionamiento suave y preciso de la transmisión es sustituir los cables y las fundas al menos una vez al año.


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Ojo también a si el ruido proviene del roce de un cable o funda con el propio cuadro en la parte exterior (o con una botella de la horquilla, algo que puede suceder con los cables de los bloqueos). En este caso es conveniente recolocar un poco el cableado para que no golpee y proteger con los adhesivos específicos las partes más propensas del cuadro.

Crujidos en la tija y el sillín

La tija del sillín, y la parte baja del mismo, es una zona habitual en la que se acumula el polvo y la suciedad que salpica de la rueda trasera. También puede ocurrir que en días de lluvia o tras sucesivos lavados se reseque la tija y roce con el cuadro, provocando, además de un sonido muy desagradable, que se puedan romper en cualquier momento.


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De vez en cuando conviene retirar la tija y limpiarla bien además de limpiar con un paño lo que podamos del tubo vertical. Luego aplicar la grasa apropiada (ojo con la posible corrosión galvánica en los cuadros de carbono con las tijas de aluminio) o lubricante específico para carbono.

El siguiente paso es lógico, volver a instalarla respetando siempre el par de apriete del tornillo de la tija. Precisamente éste es un punto a revisar de vez en cuando ya que puede ser fruto de la aparición de ruidos indeseables. Un par de apriete excesivo hará que tija y cuadro queden estrangulados, en este caso la aparición de ruido es síntoma de una pieza a punto de romperse. Un par de apriete escaso hará que con nuestro peso la tija vaya bajando poco a poco y lo que oigamos sea el roce con el tubo vertical.

STOP Crujidos. El sillín.

En el sillín ocurre lo mismo. Si nos pasamos apretando los tornillos al instalarlo oiremos cómo chirrían y protestan los raíles. Por otro lado, el sillín también puede ser fuente de ruidos debido a suciedad que se queda adherida en cualquier recoveco. El polvo que se mete en los canales de los raíles provocará un molesto sonido cada vez que nos movamos. Limpiar a conciencia con agua y un cepillo la parte baja del sillín, revisar el par de apriete y engrasar ligeramente algunos de los puntos es la mejor solución.

Ruidos de la potencia, manillar y dirección

STOP Crujidos. Dirección, potencia y manillar.

Al igual que ocurre con el sillín y la tija, la mayor parte de los ruidos que vienen de la potencia, el manillar y la dirección tienen tres culpables: suciedad, falta de grasa o par de apriete incorrecto. Si hacemos una limpieza de la bicicleta de forma concienzuda, seguramente el problema sea de par de apriete o de la aparición de holguras.

Una vez hemos descartado las posibilidades menores, si seguimos oyendo ruidos, incluso notamos vibraciones cuando rodamos, la respuesta está en la aparición de holgura en la dirección. Muchas veces con un simple reapriete se soluciona, pero tampoco está de más aprovechar para desmontar la dirección, limpiar y engrasar los rodamientos internos, el tubo de la dirección y la potencia. Nuevamente, es fundamental respetar los pares marcados en los tornillos de la potencia y el manillar.

Las ruedas, otra fuente de sonidos

STOP Crujidos. Las ruedas.

Las ruedas son otra fuente de sonidos desagradables con multitud de posibles puntos de origen: los radios, los bujes o los frenos. Un radio suelto (o varios) será una fuente constante de ruidos metálicos que si no ponemos remedio causará un problema mayor, el que pueda partirse en mitad de la ruta y desalinear completamente la llanta, provocando a su vez ruidos provenientes del roce de otras partes como las pastillas de frenos.

Una de las normas de mantenimiento es revisar de vez en cuando la tensión de los radios, estando atentos también a la posible desalineación de la rueda. Si no estamos seguros de dónde y cómo tocar, lo mejor es llevársela a un profesional.

Lo mismo ocurre si queremos desmontar los bujes y no sabemos o no tenemos las herramientas necesarias. Lo cierto es limpiar y engrasar los rodamientos del buje es una tarea relativamente sencilla aunque laboriosa, pero si no tenemos estas herramientas es imposible.

STOP Crujidos. Engrasado del buje.

En cuanto a los frenos, nuevamente nos encontramos con la acumulación de suciedad como posible causa de ruidos. Desde que impida el retorno correcto de las pastillas y pistones de la pinza de freno, provocando el roce continuo con el disco, a que el propio disco esté sucio.

Para limpiar los discos existen productos específicos en el mercado, si no podemos recurrir al alcohol y papel para hacerlo. Conviene vigilar que no toquemos ni el disco (al menos en la medida de lo posible) ni las pastillas (jamás) con los dedos desnudos, ya que la grasa corporal los contaminará provocando ruidos y mal funcionamiento.


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Muchas veces un ruido o mal tacto en el sistema de frenos nos avisa de que ha llegado el momento de purgar el sistema (tacto chicloso y mal retorno de las pastillas, ha entrado aire), directamente cambiar el líquido o sustituir las pastillas.

Bieletas, rodamientos y suspensiones

Las suspensiones son otro punto de posibles ruidos, desde algunos con una solución bastante sencilla, las barras de horquilla o amortiguador rozan y suenan por exceso de suciedad en los retenes o falta de lubricante que mantenga ambos (barras y retenes) hidratados. Hasta otros más complejos provenientes de las holguras que aparecen en los distintos rodamientos de nuestro esquema de suspensión.

STOP Crujidos. Revisa las barras y retenes de horquilla y amortiguador.

Si revisando el correcto apriete sigue sonando, conviene desmontar los rodamientos de la (o las) bieleta, limpiarlos con cuidado y volver a engrasarlos. Sustituyéndolos cuando sea necesario o si vemos que tienen desperfectos. Nuevamente, si no estamos seguros o no tenemos los recambios adecuados, lo mejor es acudir a un profesional.

¡Un último consejo!

Aunque es una solución que hará que desaparezca el ruido de forma temporal, nunca hay que echar aceite donde haya grasa ni grasa donde haya aceite, ya que vamos a provocar el efecto contrario al deseado. Si echamos aceite en el interior de los bujes o en el eje del pedalier, por ejemplo, éste va a desaparecer más rápido (debido a su menor consistencia que la grasa) haciendo que se reseque antes y llegando a agravar el problema.

Lo mismo sucede a la inversa, si echamos grasa en zonas como la transmisión u otras más expuestas, ésta va a actuar atrayendo y acumulando más suciedad provocando justo lo que tratamos de evitar, un desgaste prematuro.

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