Casquillos de fricción vs rodamientos ¿Qué son y en qué se diferencian?

Los puntos de giro de una bicicleta son clave en su buen funcionamiento, ya que de ellos depende el rodar suave de las ruedas, el tacto correcto de la suspensión, etc. En definitiva, cualquier parte que gire. Sin embargo, muy pocos usuarios se fija en qué tipo de punto de giro usa su bicicleta cuando la compra.
Para facilitar el punto de giro entre dos piezas fijas (por ejemplo, bieleta y tirantes o en los anclajes del amortiguador) se instalan entre ambas piezas móviles que sí que rotan sobre sí mismos. Habitualmente se opta por denominarlos genéricamente rodamientos, pero en realidad hay muchos tipos: sellados, semi-sellados, de bolas en jaula, de agujas, etc.
La mayor parte de puntos de giro de la bicicleta están en manos de rodamientos sellados (aunque todavía queda alguna posibilidad de ver rodamientos en jaula en las zonas de la dirección o rodamientos de bolas y conos en las ruedas). Sin embargo, en los basculantes, amortiguadores y esquemas de la suspensión es donde podemos encontrar alguna diferencia, ya que tanto los amortiguadores como en los esquemas de algunas marcas, encontramos casquillos de fricción en lugar de rodamientos.

Casquillos de fricción y rodamientos: diferencias
Los rodamientos sellados son como unos rodamientos convencionales, bolas que deslizan entre dos paredes de acero inoxidable, que cuentan con una goma de protección que evita que se salgan y que les mantiene lubricados más tiempo. La ventaja de este sistema es que el giro es muy suave y que el sistema queda más protegido de agentes externos, sin embargo, el giro se limita a oscilaciones en un único plano (en el caso del esquema de la suspensión el vertical). Pero debido a su gran suavidad de rodadura, en las zonas que están más sujetas a giro constante se opta por los rodamientos sellados (como ocurre con las roldanas del cambio o el pedalier).
Los casquillos (o cojinetes) de fricción prescinden de las bolas para girar y se trata de piezas con superficies muy deslizantes que se sirven de una película de lubricante para facilitar el deslizamiento entre sí. Un ejemplo sería cómo funcionan las bisagras de una puerta. Los cojinetes de fricción están fabricados en materiales que aguanten el rozamiento y que, por otra parte, permitan que el lubricante permanezca. Actualmente los fabricantes de amortiguadores (punto de la bicicleta donde encontramos los casquillos de fricción) son de dos tipos: de cobre o acero con un recubrimiento de teflón (cada vez en mayor desuso) o de nylon.
Pero además de estos casquillos, de forma plana, antes del perfeccionamiento de los esquemas de suspensión, en las bicicletas de largo recorrido (o en las de gama baja, ya que los casquillos son más baratos que los rodamientos) podíamos encontrar otros de forma cónica en los puntos de giro del basculante. Estos casquillos, debido a su forma y al contar con una mayor superficie de contacto, resisten mejor las fuerzas horizontales y diagonales, además de las verticales. Sin embargo, el aumento de la rigidez lateral de las piezas (basculante, bieletas, etc.) ha hecho que se apueste por rodamientos sellados (o casquillos planos) en la mayor parte de los casos.
Las principales ventajas de los casquillos o cojinetes es que, gracias a la mayor superficie de contacto, suelen provocar menos ruidos, además de tener un mantenimiento más sencillo. También, se pueden colocar en sitios con menos espacio (como en los puntos de giro del amortiguador) donde sería muy complicado embutir un rodamiento. También, si nos centramos en casquillos de mayor tamaño y de forma cónica, tienen una resistencia mayor a las fuerzas laterales.
A diferencia de los rodamientos, basta con lubricar más a menudo la pieza sin necesidad de desmontarla. De hecho, algunos casquillos, denominados autolubricantes, están fabricados con un material semiporoso que libera el lubricante poco a poco a medida que lo necesita. En cambio, si hablamos de piezas de mayor tamaño, el giro no es tan suave ni preciso como en el caso de los rodamientos sellados.
¿Qué elijo, rodamientos o casquillos?
La respuesta en este sentido es bastante clara, la elección la ha hecho la marca por ti y ha elegido lo que considera más conveniente para el funcionamiento de su esquema de suspensión. La clave en este caso es la atención que le debemos prestar a su mantenimiento. En el caso de los rodamientos tendremos que vigilar la aparición de holguras y hacerles un mantenimiento más profundo, pero también cada más tiempo. Si nuestra bici equipa casquillos de fricción, entonces tendremos que preocuparnos de limpiarlos y engrasarlos más a menudo, pero en una labor mucho más sencilla.
Es cierto que, en algunos casos, podemos sustituir unos casquillos de fricción por rodamientos de agujas en las zonas pequeñas como los anclajes del amortiguador, aunque con los nuevos materiales (nylon) y formas, no es necesario. En puntos de giro de un basculante sí que podría suponer una mejora en el funcionamiento y la suavidad de giro.
Sea el sistema que sea, lo que sí es recomendable es vigilar la posible aparición de holguras y sustituirlos en caso de desgaste. En el caso de los amortiguadores, la sustitución de los casquillos en los puntos de anclaje suele ser bastante económica y al hacerlo recuperaremos mucha suavidad de giro.