Cómo arruinar tus ruedas en 10 minutos

Es uno de los componentes esenciales de toda MTB y no siempre le prestamos la atención que se merecen, más allá de revisar presiones y cambiar neumáticos. Así que toma nota de estos consejos si no quieres quedarte sin ruedas a las primeras de cambio.
Cómo arruinar tus ruedas en 10 minutos
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autor mtbpro Víctor Marcos
autor de las fotos Archivo

fecha23/02/2022


Las ruedas forman parte de la esencia de la bicicleta. Son el elemento que nos mantiene en contacto con el terreno y sobre el que recae gran parte de nuestra seguridad a la hora de pedalear, especialmente cuando hablamos de MTB.

Puede que su relativa 'simplicidad', en comparación con otros componentes de la bici como transmisión o frenos, hace que nos despreocupemos más de lo debido por el cuidado y mantenimiento de las ruedas, y apenas nos dediquemos a revisar o modificar presiones, en virtud del terreno por el que vayamos a circular, cambiar neumáticos cuando estén gastados... y poco más.

Pero la rueda, entendida como el conjunto de buje, radios, llanta y neumático -el cual merecería un capítulo aparte-, exige una serie de cuidados y precauciones necesarias, no solo a nivel de taller, también cuando salimos a pedalear por el monte, si no quieres acabar con tus huesos en el suelo y un 'agujero' en el bolsillo.

1. Cuidado con los desmontables

Si eres de los que todavía utiliza cubiertas tradicionales con cámara, no hace falta que te recordemos el riesgo de pellizco que supone el uso de desmontables para talonar el neumático. Pero nosotros en este punto vamos más allá, y nos referimos a la compatibilidad de ciertos desmontables con el material de la llanta.

Y es que no todos los desmontables se pueden 'meter' en cualquier llanta, y tenemos que ser especialmente cuidadosos con los aros de carbono. Aunque cada vez quedan menos, intentad huir de desmontables metálicos, y recurrid a los de materiales plásticos o nylon reforzado. Aún así, sed especialmente precavidos a la hora de tubelizar y talonar... porque no pellizcaréis cámara, pero podríais causar algún que otro desperfecto sobre la llanta.

2. Presiones inadecuadas

Una de las grandes ventajas que nos trajo el sistema tubeless fue, sin duda, la posibilidad de 'jugar' con las presiones, permitiendo rodar con menos aire sin riesgo de pellizco -ya que no hay cámara de por medio-, aunque esto puede convertirse en un arma de doble filo.

Si no seguimos las indicaciones del fabricante -que aparecen en el flanco del neumático- y rebajamos la presión por debajo de lo recomendado, tendremos un agarre brutal... y muchas papeletas de sufrir un llantazo que puede dejar maltrechas tus ruedas. En este sentido, desde MTBPro te recomendamos la instalación de un mousse que protegerá la llanta de los golpes, los neumáticos de los cortes y te permitirá llegar pedaleando a casa en caso de emergencia.

 

3. El radiado, mejor con profesionales

Puede que, con el paso de los kilómetros y la exigencia de las últimas rutas, alguna de tus ruedas se haya descentrado en algún punto. Y puede que, con una llave de radios, seas capaz de volver a centrarla. Ahora bien, si tienes la más mínima duda o dificultad, mejor será que acudas a un taller especializado, antes de 'liarla parda' en casa. Un exceso de tensión sobre los radios puede deformar la llanta y, a partir de ahí, el siguiente paso es el cubo de la basura.

Ni que decir tiene que el radiado completo de una rueda, partiendo de cero, solo es recomendable para mecánicos profesionales. Un mal radiado también puede romper o fisurar el aro.

4. Mantenimiento de bujes

Cierto es que la estanqueidad de los bujes actuales hace que las tareas de mantenimiento de los mismos sean bastante limitadas. Ahora bien, al más mínimo ruido o crujido, conviene desmontar o llevar al taller -de nuevo, si no estás seguro de tus habilidades mecánicas- para comprobar el estado de rodamientos, etc... ya que probablemente tendremos que sustituir alguno de esos elementos. De lo contrario, te arriesgas a que un día la rueda se quede bloqueada, con el consiguiente peligro que conlleva.

5. Precaución con palos y ramas

Mucho cuidado, cuando circulemos por el monte, con las zonas plagadas de palos sueltos y ramas partidas. No sería la primera vez que uno de estos elementos sale despedido a nuestro paso para acabar entre los radios, con el consiguiente peligro, no solo de caída, sino de rotura de radios.

6. Saltos y cortados

Cada rueda está diseñada para una disciplina específica de MTB y admite unas cargas de peso y torsión diferentes. En este sentido, no es lo mismo el conjunto de ruedas de una bicicleta de enduro o DH, preparadas para soportar el trato más duro, que el que ha sido desarrollado para bicicletas de XC, donde la prioridad es la ligereza. Por todo ello, hemos de ser precavidos a la hora de afrontar un salto o cortado de ciertas dimensiones si llevamos unas ruedas de XC, especialmente si son de carbono.

Una situación peligrosa que también puede darse al meter la bici de forma agresiva por roderas profundas con unas ruedas que no están preparadas para ello. El resultado, además de la caída, puede ser una rueda delantera convertida en un 'ocho'.

7. Cada llanta con su válvula

Este punto puede parecer una obviedad, sobre todo en los tiempos que corren, donde la válvula de tipo Presta se ha generalizado en prácticamente todas las gamas de MTB y las llantas vienen 'agujereadas' para esa medida.

Pero a lo largo de estos años hemos visto cosas muy raras, y no sería extraño toparte con alguien que se atrevar a intentar aumentar el diámetro del agujero unos milímetros para poder utilizar cámaras con válvula Schrader, más gruesa que la presta. El daño que le puedes ocasionar a la llanta, en esos casos, puede ser muy serio.

Antes de llegar a ese punto, podemos hacer uso de algunos adaptadores que existen en el mercado y que 'transforman' una válvula presta en una schrader, sin necesidad de realizar ningún estropicio sobre la llanta.

 

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