Polini cumple 80 años: de las motos a las e-bikes
Hablar de Polini es evocar una época dorada del motociclismo. Es recordar el característico olor a mezcla de aceite y gasolina, el sonido metálico de un motor de dos tiempos subiendo de vueltas y, sobre todo, la pasión de miles de jóvenes por la velocidad y la mecánica. Para entender el alma de esta marca, debemos viajar a 1945. En una Italia que luchaba por reconstruirse tras la Segunda Guerra Mundial, la necesidad de movilidad era una prioridad. En este contexto, Battista Polini, un soldado que regresaba a casa en Alzano Lombardo (Bérgamo), fundó una pequeña empresa con una idea clara: poner a la gente en movimiento.
Sus primeras creaciones fueron bicicletas. No eran bicicletas cualquiera, sino vehículos robustos y fiables, pensados para durar en las maltrechas carreteras de la época. Su fama creció localmente, pero el verdadero catalizador del cambio estaba a punto de llegar con la motorización masiva del país. El auge de los ciclomotores y las scooters, con la Vespa de Piaggio como estandarte de la libertad y el diseño italiano, abrió un nuevo horizonte. Battista Polini observó el fenómeno y entendió algo fundamental: la gente no solo quería desplazarse, quería emocionarse. Buscaban personalizar sus máquinas, hacerlas únicas y, por supuesto, más rápidas.
La era dorada de los dos tiempos
Fue en ese momento cuando Polini Motori dio el paso que la convertiría en leyenda. La compañía se especializó en el diseño y fabricación de kits de transformación. Sus cilindros de mayor cilindrada, carburadores Dell'Orto modificados, variadores de alto rendimiento y, cómo no, sus inconfundibles sistemas de escape con el logo azul, se convirtieron en el objeto de deseo de varias generaciones en toda Europa.

Potenciar una Vespa Primavera, un Piaggio Ciao o un Vespino con material Polini era mucho más que una simple modificación mecánica; era un rito de iniciación. Era pasar horas en el garaje con amigos, manchándose las manos de grasa, aprendiendo los secretos del motor de dos tiempos y sintiendo la satisfacción de haber creado una máquina más potente con tu propio esfuerzo. La marca se convirtió en sinónimo de rendimiento y fiabilidad, pero también de una cultura juvenil que giraba en torno a la personalización y la competición amateur.
Este éxito se cimentó en una filosofía de trabajo que se mantiene hoy: la competición como el mejor banco de pruebas. Polini organizó sus propias copas monomarca, como la famosa Polini Italian Cup, donde pilotos de todo el país ponían al límite sus scooters preparadas. Estas carreras no eran solo un espectáculo, sino un laboratorio de desarrollo en tiempo real. Cada innovación probada en el circuito se trasladaba después a los productos de calle, garantizando una calidad y un rendimiento testados en las condiciones más exigentes. Esta filosofía sigue vigente, como demuestran sus recientes triunfos con el motor E-P3+ MX en la Copa del Mundo FIM de E-Enduro.

La evolución lógica: del motor de combustión al eléctrico
Con la llegada del nuevo siglo, las normativas anticontaminación y los cambios en los paradigmas de la movilidad urbana pusieron en jaque al motor de dos tiempos. Muchos podrían pensar que una empresa tan intrínsecamente ligada a él tendría un futuro incierto. Sin embargo, la dirección de Polini ha demostrado una increíble visión estratégica al comprender que su verdadero ADN no era el motor de combustión, sino la búsqueda constante del máximo rendimiento en la propulsión de vehículos ligeros. La tecnología es lo que cambia, no la filosofía.
Así, la compañía ha decidido volcar toda su experiencia acumulada durante más de 70 años en el sector de las e-bikes. Lejos de ser un actor secundario que se sube al carro, Polini se ha lanzado a diseñar y fabricar desde cero su propio sistema de propulsión, aplicando la misma exigencia, pasión y control de calidad que les hizo famosos en el mundo de la moto.

Polini E-P3+: la herencia de la competición en el corazón de tu e-bike
El fruto de esta transición es la familia de motores Polini E-P3, que en su última y más refinada versión, la E-P3+, se ha consolidado como una opción real dentro de los sistemas de asistencia al pedaleo para bicicletas eléctricas. Este motor no es una simple adaptación; es una obra de ingeniería que refleja el saber hacer de la marca en cada detalle:
- Diseño compacto y ligero: una de las obsesiones de Polini ha sido siempre reducir el peso y el volumen. El motor E-P3+ es uno de los más compactos del mercado, con un peso de solo 2,9 kg. Esto no solo ayuda a mantener el peso total de la e-bike a raya, sino que ofrece a los fabricantes de bicicletas una libertad total para diseñar cuadros con geometrías ágiles y vainas cortas, algo crucial en el MTB moderno.
- Entrega de potencia natural y potente: aquí es donde la herencia de la competición se hace más patente. La marca ha calibrado la electrónica y los cinco sensores (par, velocidad, frecuencia de pedalada, temperatura y altímetro) para ofrecer una asistencia que se siente increíblemente intuitiva y potente (hasta 90 Nm de par), pero nunca artificial o brusca. Un rendimiento que en MTBpro ya hemos tenido la ocasión de poner a prueba, como os contamos en nuestro test del motor Polini E-P3+ MX. Responde al instante a la fuerza que ejerce el ciclista sobre el pedal, no al revés. El sistema ofrece 5 mapeados de potencia, incluyendo los modos "Dynamic" y "Race", para que cada usuario encuentre la respuesta perfecta a su estilo de conducción.

- Fiabilidad y producción "Made in Italy": en un mercado globalizado donde la mayoría de los componentes se fabrican en Asia, Polini ha mantenido su producción íntegramente en Alzano Lombardo. Cada motor se diseña, se fabrica y se ensambla en Italia, garantizando un control de calidad exhaustivo y un rendimiento duradero. Es una apuesta por la calidad y la fiabilidad que conecta directamente con sus orígenes.
- Un ecosistema completo y personalizable: Polini no solo ha creado un motor. Ha desarrollado un ecosistema completo que incluye baterías de gran capacidad (de 500 Wh, 630 Wh y hasta 820 Wh para una autonomía extendida), un display TFT a color de alta visibilidad y una aplicación móvil que permite al usuario final personalizar hasta el más mínimo detalle de los modos de asistencia.
Hoy, 80 años después de que Battista Polini soldara su primera bicicleta, la marca sigue más viva que nunca. Ha sabido transformar el rugido y el nervio de un escape de dos tiempos en la asistencia silenciosa, controlada y potente de un motor eléctrico. La tecnología ha cambiado, pero el espíritu que empuja a la compañía sigue intacto: ofrecer a los amantes de las dos ruedas la mejor experiencia posible, ya sea sobre el asfalto de la ciudad o en los senderos más exigentes de la montaña.

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Redacción
Polini





