¿Todavía tienen sentido las mountain bikes de aluminio?
El carbono nos ha absorbido el cerebro a todos de alguna manera. Bueno, no a todos. Sabemos que todavía hay muchos amantes del acero y del titanio, del mismo modo que aún quedan muchos riders que saben que el aluminio funciona de cine y encima se ahorran unos cuantos miles de euros. Las ebikes han dado una segunda vida al aluminio, así como los modelos ‘clones’ en aluminio que calcan la geometría y formas de las topes de gama en carbono, tienen una cuota de mercado más que interesante. Las bicis de aluminio nunca se fueron. Te dejamos unas cuantas claves para que tengas en cuenta el aluminio en tu próxima bici.
A estas alturas es difícil de convenceros sobre porque comprar una bici de aluminio en vez de una de carbono. De hecho, hasta los fabricantes cada vez tiran más por el carbono ya que el nivel de manufactura y la facilidad de adaptar calidades de carbono a un mismo molde de carbono, es algo relativamente fácil para ellos. A veces incluso más fácil que hacer modelos de aluminio en los que se parte casi de cero para ‘replicar’ el modelo de carbono. Y no se trata de convenceros. El peso, el precio, la estética y el montaje son algunos de los factores clave a la hora de elegir un mismo modelo en aluminio o en carbono.
En MTBpro hemos pensado en algunos de los puntos más importantes en los que el aluminio y el carbono tienen muchas diferencias entre si, y como estas diferencias afectan al comportamiento de la bici. Merece la pena analizar estos puntos para ver que el potencial del aluminio es algo más grande de lo que parece. Lo decíamos al principio; no todo es carbono en este mundo…
1. Peso
Vale, a todos nos gusta una bici ligera y en la batalla del peso el carbono gana casi por goleada al aluminio en la mayoría (por no decir en todas) las ocasiones. El mismo cuadro en carbono o en aluminio va a ser más ligero en carbono y la diferencia de peso es muy variable, pero puede ser desde 250 a 500 gramos o incluso más. Otro aspecto es que, en un peso inferior, la resistencia del carbono es mayor que la del aluminio. Otro tema es el tipo de fibras de carbono con las que se fabrique un cuadro; las fibras de alto módulo suelen conllevar un nivel de ingeniería y estudio muy alto que hacen que el cuadro sea muy ligero, y el aprovechamiento de las fibras y el bajo uso de resinas y pegamentos, hace que prime la ligereza. Por otro lado, un cuadro de carbono con fibras de carbono de bajo módulo con mucho contenido de capas de fibras y pegamentos, hace que pueda incluso pesar lo mismo que un buen cuadro de aluminio. Un buen cuadro de aluminio con un buen montaje, puede darte una bici bastante ligera y con un rendimiento excelente, pero piensa que el mismo montaje en un cuadro de carbono siempre va a ser más ligero. La diferencia de precio es la clave.
2. Rigidez y reacciones
La respuesta, adaptabilidad y rigidez del cuadro, es otro de los puntos donde el carbono suele jugar un puesto por delante. Los cuadros de carbono están diseñados para que tengan cierta flexión vertical que favorezca el confort en marcha y la absorción de pequeños impactos, del mismo modo que el diseño de estos incide en una buena rigidez lateral y torsional que hace que los cuadros flexen lo suficiente en curva, pero que no se retuerzan cuando nos podemos a dar pedales a la máxima potencia. Los cuadros de aluminio pueden jugar mucho con los espesores de las tuberías y el tipo de aluminio, pero eso no garantiza un comportamiento igual que el del carbono. A nivel de ingeniería es más ‘facil’ adaptar el tipo de fibras de carbono, el número de las mismas y la posición en la que se colocan, para conseguir el resultado perfecto. Otro tema es que notes la diferencia. Sin duda tienes que ser un rider muy experimentado para notar el cambio de comportamiento si pedaleas sobre el mismo modelo con un cuadro de carbono o aluminio.
3. Confort en marcha
Del mismo modo que comentábamos antes, la ingeniería del carbono permite hacer los cuadros confortables en las zonas en las que se necesita confort y absorción. En un cuadro de aluminio se puede intentar replicar ese confort, pero por lo general son algo más rígidos y menos absorbentes que el carbono (al menos el que está bien diseñado). Las propiedades del carbono hacen que este sea un material más absorbente con las vibraciones que se generan al pedalear con respecto al aluminio que suele tener una respuesta más seca a los impactos y a las irregularidades del terreno. Tampoco hay que olvidar que, respecto a el confort en marcha, el cuadro no es el único responsable. Unas ruedas de aluminio o carbono, los neumáticos utilizados, o incluso el manillar, pueden ser causantes de hacer una bici incomodísima en la que tu cuerpo se lleva todos los impactos o mucho más confortable. Y por supuesto, llevar tus suspensiones bien ajustadas y la presión correcta de neumáticos. Si te saltas estos dos pasos, de nada te vale tener el mejor cuadro de carbono del mercado.
4. Longevidad del material
Si, los cuadros de carbono son más resistentes que los de aluminio, pero todos tenemos miedo a dañar nuestro preciado carbono. La capacidad de aguantar el uso por fatiga es mucho mayor en un cuadro de carbono, pero la respuesta de este a impactos directos por caída o por alguna roca que sale despedida, puede ser mucho más catastrófica que en un cuadro de aluminio. La longevidad de ambos es buena, pero el carbono gana en este aspecto. Las garantías suelen ser mayores en cuadros de carbono, pero, por otro lado, reemplazar un cuadro de aluminio es mucho más económico para el fabricante. Ambos materiales se pueden reparar, si bien hoy en día, casi todo lo que concierne al carbono se puede reparar con más garantías que el aluminio. Otro tema es como el uso afecta a unos u otros. Proteger tu cuadro tanto sea de carbono como de aluminio con algún tipo de protector de vinilo o similar, no solo puede resguardarlo de los arañazos y perqueños impactos, sino incluso a veces de algún disgusto mayor.
5. Precio
Aquí es donde el aluminio gana por completo. Si, el aluminio es más económico que el carbono y con diferencia. ¿Cuánto? Pues depende de la marca, modelo y montaje, pero es habitual ver una diferencia de al menos 1.000-1.200€ a favor del aluminio (esto depende mucho de marca y modelo). Y este es uno de los puntos más determinantes por la importancia que tiene el presupuesto a la hora de comprar una bici nueva.
Entonces, ¿tienen sentido los cuadros de aluminio en la actualidad?
Sin duda. Su precio inferior nos permite acceder a modelos y diseños de sistema de suspensión súper evolucionados, que, sino fuera por ese precio más accesible, muchos de nosotros no podríamos comprarlos. El aluminio además permite abaratar el coste de las ebikes que ya de por si tienen unos precios súper altos. Otro punto a favor que nos permite el aluminio, es que por el mismo presupuesto que invertimos en un modelo de carbono, podemos tener un montaje superior, invirtiendo en componentes tan importantes como un buen juego de ruedas, o unas suspensiones de gama más alta. Componentes que pueden hacer que esa diferencia de peso y de reacciones del material, además de la estética, jueguen a tu favor porque el rendimiento de la bici de aluminio va a ser súper alto. A veces el aluminio es la compra inteligente, por mucho que nos guste a todos el carbono.
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