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A veces me siento atrapado en el tiempo como en la película de Bill Murray. Pero a diferencia del día en bucle del bueno de Bill, mi día de la marmota dura 6 meses al año en los que la nieve sepulta mis salidas en bici. Esta es la historia de un ciclista que solo tiene medio año para pedalear sobre tierra firme.
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Cuando hace algo más de 10 años decidimos en casa que nos mudábamos a Noruega solo pensábamos en los típicos estereotipos escandinavos. El salmón, los trabajos bien remunerados, la sociedad que emana felicidad por los poros y un paisaje de fiordos, renos y montañas de esos de postales de oficinas de turismo.
Y sí, no te puedo negar que en todo este tiempo hemos tenido mucho de todo eso, pero también algunos efectos colaterales que desde el punto de un ciclista pueden ser argumentos no muy positivos que te pueden dejar noqueado al primer invierno. Yo ya llevo diez inviernos y aun así todavía sigo tirado sobre la lona y con el arbitro contando hasta 10…
Noruega? ¿Pero qué vas a hacer allí con el frío que hace? ¿Comer salmón? Sí, lo se. Venirme al norte de Europa para estar un par de años y llevar 10 quizá no es el mejor plan del mundo. Pero si a un plan de trabajo y estudios le unes una crisis en España que «nunca existió» y un país de acogida que pinta muy bien en los cruceros de turistas y en los programas de «Callejeros viajeros», parece que todo se pone de tu lado cuando decides dar un cambio a la dirección del timón de tu vida.
El problema aparece cuando giras demasiado el timón y apareces en las Islas Lofoten, donde los inviernos se alargan desde finales de octubre hasta finales de mayo y las expectativas ciclistas te golpean en la cara al más puro estilo Mayweather. Y eso es lo que me pasó a mí.
Los noruegos tienen muchas cosas interesantes. Entre otras, les encanta el invierno y, a pesar de que la mitad de ellos acaben jubilados en Torrevieja y Gran Canaria, les gusta el frío. Su frase favorita es la de que «en Noruega hay dos estaciones, el invierno blanco y el invierno verde». Esa y la de que «no hace demasiado frío, sino que no tienes la ropa adecuada…». Y no les falta razón.
De no ser que vivas en el sur, donde las temperaturas son un poco más razonables (solo un poco) y no nieva tanto, el resto del país sufre un invierno implacable que en el mejor de los casos no va a durar menos de 5 meses. Y como puedes imaginar, para un ciclista que ve como llega la nieve a finales de octubre y no la deja de ver hasta finales de mayo en el norte y finales de abril en la zona de Oslo, todo se vuelve dramático cuando llega el llamado oro blanco.
Lo primero que te viene a la cabeza en el primer invierno es montar ruedas de clavos. Es normal, te vienes arriba, los noruegos lo hacen y parece que vas a poder seguir montando en bici en unos parajes tan especiales. Y sí, puedes montar en bici con ruedas de clavos, pero los problemas comienzan cuando los caminos por los que ibas en verano ahora son territorio de esquiadores de fondo y el resto tiene no menos de un metro de nieve encima.
De ahí te pasas a montar en bici por la carretera encima de una capa de hielo súper inestable, comprobando cómo una hora de pedaleo se hace interminable a 14-15 km/h de media y ves cómo tu Garmin palidece porque hay 15 grados bajo cero. Como puedes imaginar, el siguiente paso inevitable es el rodillo y el spinning.
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Pues sí, las fatbikes son una alternativa, pero tienes que tener muy en cuenta, que al coste de comprarte una fatbike y los neumáticos de clavos (imprescindibles), le tienes que sumar un equipamiento de invierno súper específico para mantenerte medio caliente, o más bien con vida, entre -10 y -20 grados. Botas con plantillas calefactadas, guantes, cubre manos, chaqueta, calcetines, etc.
Eso además de una buena luz potente, ya que, teniendo en cuenta que en el norte de noruega hay casi dos meses con 24 horas sin que el sol aparezca, o sales a pedalear con lumens de sobra o no vuelves a casa.
Es decir, que hacer se puede hacer, pero además del enorme gasto, es complicado hacer tiradas largas de más de una hora por el frío y los posibles efectos físicos de entrenar en esas temperaturas. Insisto que se puede hacer, antes de que alguno me llame blandito, pero no sustituye de ninguna manera a los entrenos normales que puedes hacer en invierno en casi toda España.
Lo de las ruedas de clavos me duró más o menos dos inviernos. Al tema del frío, hay que unirle que si usas tu bici habitual, es fácil tener problemas con las suspensiones y frenos por las temperaturas extremas. Las juntas se contraen, los aceites se vuelven súper densos y los sistemas hidráulicos de las horquillas y los pistones de los frenos se ven afectados sobre manera. También las tijas telescópicas.
Esto hace que ese desgaste prematuro que puede llevar a averías caras de reparar te haga pensar en tener una bici solo para el invierno y que el nivel de la misma no sea demasiado elevado.
Pero y si no pedaleas, ¿que haces? Aquí viene la parte donde el deporte o los deportes entran en tu vida sin que tú los elijas sino que te eligen ellos a ti si quieres seguir manteniéndote en forma. Patinar sobre hielo, correr en la nieve, gimnasio, spinning y por supuesto esquí de fondo.
El esquí de fondo es el deporte nacional. Da igual que tengas 2 que 90 años, casi todo el mundo esquía y si vives aquí no te queda otro remedio. Te cuento los trucos de los más importantes y los que ahora están incorporados en mis entrenos habituales.
El deporte rey. La ventaja del esquí de fondo es que es sin duda el mejor sustituto para el mountain bike, no solo por lo que se asemeja a nivel de sensaciones al aire libre, sino porque a nivel físico es muy similar tanto en gasto energético (predominantemente aeróbico), como en el uso muscular.
Con la técnica apropiada (esa que me costó unos cuantos años y que todavía no dejo de afinar), las piernas y sobre todo los cuádriceps son los motores principales del esquí de fondo.
A diferencia del mountain bike, el tronco tiene mucha más participación, sobre todo a nivel de hombros, espalda y tríceps, con lo que se convierte en una alternativa espectacular y muy lógica considerando todo el tiempo que nos pasamos bajo la nieve.
Una vez que dominas la técnica y el uso técnico de las ceras en los esquís (esto es un capítulo aparte por su complejidad), es fácil hacer tiradas largas de 25-30 km en las que dependiendo del terreno y de la intensidad tú puedes elegir el tipo de entrenamiento que quieres hacer.
Otro punto muy a favor es que a nivel de caídas (muchas y de todos los colores los primeros meses) es mucho más noble que el mountain bike, ya que ni las pendientes de las pistas de esquí de fondo son muy grandes ni el suelo está tan duro. Los esquí son muy ligeros y las botas solo cubren el tobillo y son bastante blandas, con lo que es complicado hacerte daño de verdad por una caída, de no ser que te vayas contra los árboles o contra otro esquiador… Además, por un precio entorno a los 300 € puedes tener un buen kit completo para iniciarte sin problema.
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La alternativa más barata. Parte de la ropa que usas para correr en invierno a temperaturas bajo cero, es la misma que puedes usar en la bici (guantes, chaquetas, camisetas térmicas), pero deberás invertir en unas buenas zapatillas de running, preferentemente tipo trail con Gore Tex (imprescindible) y los pertinentes clavos metálicos sin los que se hace casi imposible correr en hielo. En nieve blanda, puedes ir más o menos con una suela convencional, pero si está dura o hay hielo, olvídate.
Tienes tres opciones. Comprar las zapatillas específicas que ya vienen con los clavos instalados, comprar algunos modelos en los que puedes poner los clavos en invierno y quitarlos en verano (las que uso yo), o poner los clavos en las zapatillas que tú quieras. Las tiendas especializadas lo hacen por un precio entorno a los 35 € y los clavos te aguantarán un par de inviernos dependiendo de si los usas mucho en asfalto helado, donde el desgaste es mucho mayor.
El running, como pasa en el ciclismo y mountain bike, es principalmente aeróbico, dependiendo de intensidad e inclinación del terreno y, aunque no usamos al 100% los mismos músculos del tren inferior que en la bici, si que nos puede ayudar mucho a mantener un buen tono muscular y sobre todo a hacer entrenos largos.
Lo bueno del running es que hasta unos 15 bajo cero se puede hacer sin problema y se entra relativamente rápido en calor. Por debajo de esa temperatura no recomiendan hacer ejercicio de intensidad alta al aire libre por posible problemas respiratorios. Es muy fácil notar como todo se congela literalmente de -10 para abajo cuando haces ejercicio fuera.
Sobre hielo, pero no artístico, ¿eh? Aquí va a depender de las instalaciones. En la mayoría de las ciudades grandes, las pistas de atletismo de tierra sirven como instalaciones sobre hielo en invierno, además de tener pabellones cubiertos y pistas en un montón de parques públicos.
Además de la vuelta exterior de la pista, la parte interior está preparada para patinar. Si se te da muy bien, siempre puedes comprar unos patines de velocidad y hacer unas buenas tandas alrededor de la pista. Eso sí, se necesita mucha técnica y un buen par de cuádriceps para aguantar la tensión muscular de los mismos. Si tienes la técnica, entrenar patinando te hará mantener un excelente tono muscular de cuádriceps, además del componente aeróbico del mismo.
En algunos sitios de Noruega, sobre todo en el norte, las primeras heladas de octubre-noviembre pueden dejar los lagos helados, cristalinos y sin nieve. Patinar allí es increíble aunque depende mucho del espesor del hielo y de lo liso que esté. En este sentido es algo más recreacional que de entreno, dependiendo sobre todo del estado del hielo y lo grande que sea el lago.
Los meto todos en el mismo saco porque las tres opciones son de interior. Sin duda mi favorito en estos años para pasarme esa media de 5 meses de entrenos, es una mezcla entre el gimnasio y el rodillo entre 3-4 días por semana, combinado con otros 3 de esquí de fondo. Con modalidades como el TRX o el Crossfit, mantener un buen nivel de forma es fácil si vas 3 días a la semana y lo puedes combinar con otros 2 o 3 de rodillo en casa.
En el tema del rodillo ya va a depender más de cada uno el aguante que tenga a la hora de alargar los entrenos, pero en mi caso, con entrenos de calidad de entre 45’ y 1h30’ se pueden lograr buenos resultados y sobre todo mantener la musculatura específica en buen estado. Del mismo modo, un spinning bien hecho y con un buen entrenador que sepa lo que hace puede ayudar un montón a mantener el tono muscular y mejorar la fuerza-resistencia sobre la bici.
Otras de las opciones que he ido probando estos últimos años han sido las raquetas de nieve. Teniendo en cuenta que Noruega es todo un paraíso de senderos para hacer trekking en verano, esos mismo caminos, aunque estén bajo metros de nieve, te pueden servir como guía para hacerlos con raquetas.
Uno de los deportes más espectaculares porque lo puedes hacer a la intensidad que quieras (hay raquetas especificas para correr) y te permite hacer un ejercicio aeróbico de moderada a alta intensidad. Además, el hecho de estar al aire libre es un auténtico espectáculo para los sentidos. Si optas por correr, además de agotador es todo potencia para mejorar la fuerza y resistencia de los cuádriceps debido a lo que te hundes en la nieve cada vez que das un paso.
Todo tiene su lectura positiva. Sinceramente, no pensaba que iba a echar tanto de menos montar en bici de manera «ordinaria» hasta que empezaron a pasar meses sin hacerlo.
Del mismo modo, tampoco pensé que me animaría a probar deportes como el esquí de fondo que ahora significa la base de mi entrenamiento invernal o el running sobre nieve y hielo que cambia el concepto del running convencional y significa también la posibilidad de estar al aire libre haciendo deporte. Eso además de ver el gimnasio como un amigo, que te ayuda a entrenar con mucha calidad sin necesidad de hacer frente a las temperaturas bajo cero.
Al final todas las alternativas que ahora suponen un entreno totalmente distinto al que estaba acostumbrado a hacer cuando vivía en España son experiencias que suman y que tienen como fin estar en forma para que luego los colegas de MTBpro no me pateen el culo cuando llego a España y me quito los manguitos.
Otro de los aspectos interesantes de pasarte meses sin montar sobre la tierra, es la pérdida de técnica sobre la bici. Piensa lo que se puede mejorar cuando repites un sendero semana tras semana. Pues imagina lo que significa no poder hacerlo durante meses. Cada temporada de verano empieza con un manejo de la bici un tanto torpe, que en unos días mejora súper rápido, pero que no deja de ser paradójico en el deporte que llevas practicando toda tu vida.
Afortunadamente, si vives en España incluso en zonas muy frías en invierno, tienes la oportunidad de salir en bici casi todos los días del año. Algo que seguro das por hecho del mismo modo que yo lo hacía cuando vivía allí, pero que cuando lo pierdes te das cuenta de lo privilegiados que podemos ser cuando eres ciclista y vives en un país con un tiempo ejemplar.
Espero que te acuerdes de mí si subes una foto a Instagram montando en bici con 5 grados y chaqueta, quejándote del frío que hace... Podemos crear un hastag, para que al menos te pueda ver disfrutar… #6mesesebajonieve
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