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Lapierre ha renovado su bicicleta de XC racing, simplificando el concepto de 'softail', aligerando el cuadro con carbono de la máxima calidad y logrando un conjunto tremendamente rápido, ágil y reactivo... pero con el puntito justo de comodidad.
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No cabe duda de que el XC -o cross-country, para los más 'viejos' del lugar- sigue siendo uno de los nichos de mercados más importantes del MTB en nuestro país. Y es que, a pesar de la potente irrupción, hace ya unos cuantos años, de disciplinas como el enduro, el XC, el mountain-bike 'tradicional y de toda la vida', y las bicicletas destinadas a ese uso, encuentran en buena parte del territorio nacional el escenario ideal para desenvolverse (se nos vienen a la cabeza lugares como la meseta castellana o la zona de La Mancha, sin ir más lejos).
Pero el XC, como todo en la vida, va evolucionando... y poco -o nada- tienen que ver los circuitos que se proponen actualmente con las primeras competiciones de mountain bike en nuestro país, allá por los 90. Y ya si hablamos de pruebas nivel Copa del Mundo, el salto técnico que se ha dado en los últimos tiempos es increíble, con trialeras y descensos que, hace unos años, solo algunos locos se hubieran atrevido a afrontar con una hardtail.
Con la vista puesta en ese XC actual, pero sin perder la cabeza y pensando siempre en el usuario final, Lapierre acaba de presentar la última versión de su Prorace, que ahora llega con el apellido CF y cinco modelos que arrancan en los 2.299 euros de la versión 5.9 hasta los 6.499 euros del tope de gama 9.9 que hemos podido probar y que estás viendo en este 'Primeras pedaladas'.
A simple vista, la primera diferencia que encontramos respecto a la versión anterior de la Lapierre Prorace es el abandono de la tecnología SAT de absorción de vibraciones ¿La recordáis? Se trataba de un sistema compuesto basicamente por un elastómero situado en el final del tubo horizontal, en su unión con los tirantes traseros, y que se encargaba de filtrar los impactos leves del terreno, y alejarlos así de la zona del sillín.
¿Funcionaba? Por supuesto... pero a la hora de evolucionar la bicicleta y, sobre todo, hacerla más ligera, como el caso de la nueva Lapierre Prorace CF, los ingenieros franceses han optado por buscar esa sensación 'softail' aplicando una tecnología más sencilla y liviana: el concepto 3D Tubular.
Aplicado ya desde hace unos años en sus bicicletas de ruta, el diseño 3D Tubular consiste en la unión de los tirantes con el tubo horizontal, y no con el vertical, evitando que esas vibraciones lleguen al sillín. Una especie de 'triple triángulo' -no tan acusado como en el caso de la marca que lo hizo famoso y seguro que todos conocéis- que estéticamente, y desde un punto de vista personal, nos ha gustado bastante y que, además -y lo más importante- funciona una vez que nos subimos a la bici.
En este punto, cierto es que el movimiento de Lapierre ha sido arriesgado, pues han dejado de confiar en un eficaz elastómero para jugárselo todo a una carta con la propia flexión del carbono. Conscientes de ello, los franceses han apostado por la fibra de carbono de mayor calidad que ha pasado por sus MTB para dar forma al nuevo cuadro UD SLI.
El UD SLI está formado por fibras unidireccionales del tipo Torayca, y entre esas fibras destaca la utilización de las denominadas VHM y HM, que aportan tanto rigidez como ligereza máximas. Una ligereza que, producto del tratamiento especial que han recibido esas fibras para el cuadro de la versión 9.9 -UD SLI Team- que hemos probado, deja la báscula en 845 gr de peso para la talla M. Hablamos de 225 gr menos que el anterior Prorace SAT. El resto de montajes, de la 5.9 a la 8.9, incorpora el cuadro UD SLI 'a secas', que firma en la báscula unos nada despreciables 970 gr.
En la línea de lo practicado por la inmensa mayoría de marcas con sus últimos lanzamientos de bicicletas XC, la geometría de la nueva Lapierre Prorace CF mira sin complejos hacia los circuitos y sus exigencias: tramos más técnicos, rápidos descensos y cortados, etc... que requieren de unos ángulos diferentes, pero sin perder la reactividad y ligereza propias de una bici de XC.
Observamos claramente unas vainas más cortas (420 mm), un reach más largo (adaptado a cada talla), un tubo de dirección más bajo, un ángulo de sillín más vertical (74 grados), un ángulo de dirección más abierto (68 grados) y un stack más bajo (para favorecer un centro de gravedad más estable).
¿Quiere decir ésto que se trata de una bicicleta solo para competir? Definivamente, no. Pues, a pesar de los números anteriormente mencionados, y de que, sin duda, se desenvolvería a las mil maravillas en un circuito de Copa del Mundo, la Prorace CF también permite disfrutar de muchas horas sobre ella, a un ritmo más 'humano', sin acabar con las cervicales o los brazos hechos polvo.
Ya sea por la efectividad del concepto 3D Tubular, o por el nivel de confort que aportan los neumáticos Maxxis Rekon Race de hasta 2,35'', esta nueva Lapierre Prorace CF es una bicicleta rápida, reactiva, ágil, exigente... pero nunca 'torturadora'. Algo de agradecer para la inmensa mayoría de bikers... os lo dice uno, además, acostumbrado sobre todo a las kilometradas con bicis de carretera y gravel.
Hemos hablado ya de los neumáticos, unos clásicos del XC como los Rekon Race EXO TR de Maxxis, que en este caso, se van hasta los generosos 2,35'' de ancho ¿Demasiado? Quizás para determinados circuitos o competiciones, se puede optar por algo más estrecho, pero en nuestro caso nos ha parecido sumamente acertada la elección si lo que se busca es agarre, mayor confianza en los descensos técnicos y un puntito de confort.
En cualquier caso, tampoco podríamos montar neumáticos de mayor balón, dado que el paso de rueda por las vainas ya viene un poco justito. Ojo a este punto, en el caso de rodar por terrenos con mucho barro, porque la acumulación del mismo podría llegar a convertirse en un problema. Un aspecto que, desde Lapierre, deberían mejorar.
Las citadas Maxxis vienen montadas sobre unos aros de carbono Lapierre Carbon XC SL con ejes Boost XD , con todo el conjunto convenientemente tubelizado. Una rueda ligera que, a lo largo de nuestras salidas, no dio ni un solo problema. Quedaría por ver como se comportan con el paso del tiempo y un trato más exigente.
El carbono también aparece en la tija del sillín de 27,2 mm, firmada también por Lapierre, coronada por un sillín Fizik Taiga al que no le hemos terminado de encontrar el punto. Pero bueno, hablamos de un componente muy personal y difícilmente evaluable. Por cierto, que todos los cuadros de la gama contemplan la posibilidad de instalar tija telescópica cuando lo deseemos.
La cortísima potencia de 60 mm en aluminio también viene firmada por Lapierre, mientras que para el manillar han recurrido a la experimentada marca FSA y su SLK Carbon Flat de hasta 74 mm. Y cuidado, porque el giro de la dirección no tiene tope, así que hemos de tener cuidado con no golpear con las manetas en el tubo horizontal, si doblamos el manillar al máximo, por ejemplo, en el momento de transportar o guardar la bici.
Dejamos para el final, en este caso, los componentes más 'top' del montaje 9.9: transmisión y horquilla. Para la primera, Lapierre se ha 'agenciado' un SRAM X01 Eagle AXS de funcionamiento rápido, preciso e impecable, que viene con un cassette de 12 velocidades (10-52) y un plato de 34 dientes. A la hora de deternos, SRAM también pone los frenos, unos potentes Level TLM con discos de 180 mm delante y 160 detrás.
En cuanto a la horquilla, todo un clásico del XC más competitivo: RockShox SID SL Ultimate Charger Race, de 100 mm de recorrido y equipada con un bloqueo remoto en el manillar que, la verdad, en nuestro caso, apenas hemos utilizado (solo rodando por algún tramo puntual de asfalto).
Peso del conjunto (en talla M): 9,580 kg ¿Listos para volar?
Nada más colocarnos sobre el sillín y agarrar el manillar de la Lapierre Prorace CF 9.9 la sensación es clara: esta bicicleta está hecha para rodar rápido. El tubo del sillín a 74 grados te sitúa de una forma inequivoca en una situación atacante, favoreciendo el aprovechamiento de fuerzas en cada pedalada y 'volcándote' sobre una dirección bajita que te incita a agachar la cabeza y exprimirte al máximo.
Eso no impide que, a la hora de afrontar descensos revirados y técnicos pierdas el control. Ni mucho menos. El amplio manillar FSA de carbono, la efectividad de la RockShox SID SL Ultimate y el generoso balón de los neumáticos se encargan de llevarnos por el mejor camino de la forma más segura -y rápida- posible.
Por otro lado, en el momento de afrontar senderos que miran hacia el cielo, el reducido triángulo trasero y sus vainas de 420 mm favorecen la capacidad de tracción de esta Lapierre, lo que unido a la ligereza y reactividad del conjunto, hacen de la bicicleta francesa una excelente trepadora.
Y lo mejor de todo... a pesar de los kilómetros y las horas transcurridas sobre ella, la sensación de agotamiento se reduce únicamente a nuestra piernas. Ya sea por el concepto 3D Tubular anteriormente explicado o por una geometría racing sin estridencias, el conjunto general de la bicicleta funciona, realizando las concesiones justas y necesarias a la comodidad, haciendo de la Prorace CF una buena candidata, incluso, para pruebas de XCM, donde rendimiento y confort van más unidos que en el XC 'normal'.
La familia de la nueva Lapierre Prorace CF se compone de cinco modelos diferentes, que van desde el 5.9 hasta al 9.9 que ha pasado por nuestras manos. Los cuatro primeros comparten cuadro UD SLI mientras que la última, como decíamos, sube un escalón más en cuanto a ligereza con el cuadro UD SLI Team.
El montaje de la 9.9 es, obviamente, a nivel de calidad global, el más atractivo, pero si buscas algo más equilibrado, en cuanto a relación calidad-precio, la versión 7.9 resulta muy interesante, con horquilla Fox 32 SC Float Performance, una combinación de SRAM GX y X01 Eagle en la transmisión y ruedas DT Swiss X1900 Spline, por 3.599 euros.
Más información en la web de Lapierre
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