Rotura de puntera de cambio: lo peor que te puede pasar
Es la gran desconocida. Nunca nos acordamos de ella, no es de las cosas que miramos cuando compramos una nueva bici, ni siquiera la revisamos de vez en cuando… La patilla o puntera desmontable del cambio trasero es como el apéndice: solo nos acordamos de ella cuando la perdemos. Y te puedo asegurar que una rotura puede ocasionar casi tanto dolor como una apendicitis. Y además tiene postoperatorio.
Pero antes, un poco de historia del «abuelo cebolleta». Esta pequeña pieza de aluminio (generalmente) que sirve de punto de unión entre nuestro cuadro y el cambio trasero hubo un tiempo en que no era independiente y era simplemente parte del cuadro. Los bikers que vivieron la época A.A. (antes del aluminio) lo recordarán bien. Por aquellos entonces nuestros cambios traseros eran un buen bulto en la parte trasera y era probable que acabara rozando con alguna piedra maldita. Lo mejor que te podía pasar es que se rompiera el cambio (tampoco es una broma) y lo peor, que se doblara la patilla.
En aquellos cuadros de acero solo había dos opciones ante tal tragedia: enderezar de forma artesanal o acudir a algún artesano o empresa relacionada con la fabricación de cuadros para que lo enderezara de forma más científica. En el primer caso el resultado solía ser nefasto y hacía que nuestro cambio saltara por las coronas como si estuviera loco o, lo que es peor, la puntera perdía rigidez y se acababa partiendo (adiós cuadro, adiós ahorros). En caso de confiar en un profesional la cosa mejoraba pero muchas veces no se conseguía el rendimiento anterior al «accidente».
Con la llegada del aluminio y las punteras desmontables aprendimos dos cosas: que ahora ya no se doblan sino que se parten y que el tornillo que las sujeta puede perderse.
Que el tornillo acabe desapareciendo haciendo que nuestro cambio quede colgando no es fácil pero puede ocurrir. Suele avisar: en esos casos el cambio no funciona bien y es probable que desde hace semanas oigas el crujido que origina la fricción de las dos piezas de aluminio (cuadro y puntera). Este ruido suele confundirse que con otros típicos como los crujidos en el pedalier o la tija. Lo ideal es que cada vez que hagas una revisión a tu bici eches un vistazo al apriete de este tornillo. Si al introducir la llave allen o torx que corresponda intentas girar muy suavemente y no cede ni medio milímetro todo está bien. Nunca fuerces en esa comprobación y, en caso de que extraigas la puntera, y necesites volver a apretarla, ten mucho cuidado ya que la mayoría de estos tornillos de apriete son de aluminio y parten con facilidad, o lo que es peor: puedes deteriorar la rosca del cuadro.
Si has perdido o partido el tornillo en medio del sendero te contamos un truco: en muchas bicis se puede utilizar uno de los tornillos de fijación de los platos.
Tragedia
¿Y si se parte la patilla? Tendrás una tragedia griega en dos actos. El primer acto está en el sendero, en medio de la ruta. Pero si llevas una puntera de reserva y la llave correspondiente solucionarás el problema en apenas unos minutos. Habrás convertido la tragedia en comedia.
No son muchos los bikers que llevan una puntera en la mochila. De hecho, los que la llevan suelen ser aquellos que ya han sufrido el problema en su carnes. Por otro lado, no es fácil conseguir una patilla de repuesto ya que no es el típico componente que puedas comprar de forma inmediata en una tienda. La punteras desmontables suelen proporcionarlas los fabricantes de las propias bicis bajo pedido, no son muy baratas y pueden tardar en llegar.
Pero volvamos al sendero. ¿Y si no tienes puntera de repuesto? Pues más vale que tú o alguno de tus compañeros contéis con un tronchacadenas. En ese caso, tendrás que convertir tu bici en una «singlespeed». El procedimiento es un poco engorroso ya que supone abrir la cadena por un eslabón, sacarla del cambio y unirla de nuevo fijándola en su solo plato y corona.
Lo más recomendable en este caso es optar por el plato medio y alguna de las coronas de la zona media del cassette. Así te aseguras que podrás dar pedales en la mayoría de los tramos de vuelta a casa. Es una solución transitoria que además te habrá costado una cadena. Seguro que ahora lo de llevar una puntera de repuesto no te parece tan descabellado...
Pesadilla
El segundo acto de la tragedia empieza el día después de la ruta. Toca buscar una patilla nueva. Como te comentaba antes, es probable que tengas que encargarla y tarde en llegar dependiendo del modelo de bici. ¿Puede ocurrir algo peor? Sí, que tu bici tenga algunos años y te encuentres con que esa puntera ya no esté fácilmente disponible. Este es otro caso en el que patillasdecambio.com puede ayudarte, ya que pueden fabricar a medida patillas para modelos específicos. Pueden necesitar algunas especificaciones o la puntera rota, y es un proceso que tarda un poco más, pero no tendrás que tirar tu bici a la basura.
No es lo más probable que te puede pasar durante una ruta en bici pero ocurre y, casi siempre, cómo no, en los peores momentos. Ahí es donde una patilla de repuesto puede ser una buena inversión. Tal vez no quieras llevar un «trasto» más en tu mochila de las rutas del fin de semana y prefieras tenerla guardada en casa pero te aseguro, por experiencia, que es un elemento fundamental si haces rutas de varios días de duración o tienes previsto un viaje de cicloturismo fuera del país. Esa patilla de repuesto es solo un trozo de aluminio, pero puede ser la mejor solución a lo peor que te puede pasar.
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