6 problemas comunes en los frenos de disco y cómo solucionarlos
Los frenos de disco son uno de los componentes más importantes de nuestras bicis. Sin ellos, reducir la velocidad sería muy complicado por no decir imposible. Además, son uno de los inventos que, viniendo de la moto, mejor se han adaptado al MTB. Desde las disciplinas más radicales como el DH o el Enduro, hasta aquellas en las que la ligereza prima por encima de todo como el XC y XCM.
Precisamente por ello hay que acertar muy bien con el tipo de freno que necesitamos, hacerles un mantenimiento adecuado y revisarlos de vez en cuando. Porque a veces fallan o, simplemente, no se adaptan a la modalidad de MTB que hacemos. Entonces tendremos que cambiar el conjunto, alguno de sus elementos o al menos revisar si están en buenas condiciones. Recopilamos los problemas más habituales que suelen dar y cómo arreglarlos.
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Pérdida de potencia media de frenado
La señal más alarmante de la que nos deberíamos de preocupar es que no funcionen los frenos con la potencia habitual. En ese caso, no debemos “forzar” y es mejor quedarnos en casa o acortar la ruta. Si los frenos no dan su potencia media es que algo pasa y no conviene arriesgarnos a quedarnos sin frenos en el peor momento.
Cuando hay un problema con el sistema de frenado lo primero y más fácil es revisar el desgaste de las pastillas de freno. En todo caso, esta pérdida suele ser progresiva, aunque si en la última ruta hemos usado mucho los frenos es posible que notemos un cambio de comportamiento importante en la siguiente salida.
Si las pastillas no están muy desgastadas y tenemos ese cambio brusco de comportamiento debemos pensar en otras opciones. Por ejemplo, conviene pensar cuándo fue la última vez que cambiamos el líquido de frenos, revisar si hay alguna fuga de este líquido en alguna de las juntas o en un latiguillo y verificar que alguno de los pistones de las pinzas de freno no se haya roto.
¿Necesitas cambiar tu sistema de frenado por esto? En general no, pero si el problema está en alguno de los pistones es probable que tengas que cambiar la pinza. Dependiendo del precio del recambio, puede que sea un buen momento para actualizar o mejorar tus frenos.
El disco roza en el pistón
Una de las razones habituales para esto es por desgaste en las pastillas, que con el uso van perdiendo material y por lo tanto habrá más recorrido entre la pastilla y el disco. Además, cuando el compuesto de las pastillas llega a su fin, notarás que al frenar choca el metal de la pinza de freno con el disco, pudiendo así llegar a dañar éste. Y lo notarás fácilmente porque tendrás una “banda sonora” muy desagradable que te recordará que tu disco se está rayando. Una pesadilla.
Para solucionar este problema, es tan fácil como comprar unas pastillas nuevas. Asegúrate de que son las pastillas compatibles con los frenos que utilices. Después, las podrás montar tú mismo en casa, ya que no es un proceso muy complicado o si no puedes llevarlas a tu taller de confianza.
¿Necesitas cambiar tu sistema de frenado por esto? No. Un cambio de pastillas es barato y sencillo. Ya que cambias de pastilla puedes aprovechar para ver los distintos tipos de compuestos disponibles en tu marca de frenos. Puede que te interese cambiarte a pastillas de resina, metal, etc.
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De vez en cuando ¡maneta hasta el fondo!
Otro problema común en los frenos es que la maneta no tenga siempre el mismo recorrido a la hora de frenar. Seguro que te ha pasado más de una vez que vas a “echar el ancla” y, de repente, toca la maneta con el puño. Lo peor de todo es que habrá veces que lo haga y otras no. Desconcertante y peligroso.
En la mayoría de los casos, esto se debe a que el freno ha cogido aire. Esto quiere decir que en los cables por donde circula el líquido de frenos se han creado burbujas de aire que alteran el funcionamiento de los frenos.
¿Necesitas cambiar tu sistema de frenado por esto? Si tienes este problema, no hace falta cambiar los frenos. Simplemente hace falta purgarlos. En el mercado existen kits de purgado de freno (ojo porque cada marca tiene el suyo específico) y puedes hacerte con uno por un precio no muy elevado. En caso de que tengas la más mínima duda sobre cómo hacerlo nuestra recomendación es que lo lleves a una tienda o taller. No es una operación cara y siempre nos quedaremos más tranquilos si lo ha hecho un profesional.
Es recomendable purgar los frenos a menudo para evitar problemas mayores y también para limpiar el líquido de frenos que suele coger suciedad.
¡Maneta hasta el fondo! ¡Pero si he hecho el mantenimiento hace poco!
Le pasa a mucha más gente de la que pensamos. Cambian líquido de frenos, purgan el circuito y en la siguiente ruta… ¡sin frenos! En la mayoría de los casos el problema es que han elegido mal el líquido de frenos.
Por ejemplo, si usamos frenos Shimano debemos tener en cuenta que la marca japonesa se caracteriza por utilizar aceite mineral. Hay hilos en foros hablando sobre las ventajas de uno u otro tipo de aceite lo que hace que más de un usuario piense: “a lo mejor el sintético es mejor para mis frenos”.
El problema es que si ponemos sintético en unos frenos Shimano el nuevo aceite “atacará” a las juntas tóricas de la maneta hasta hacer que se rompan. No habremos quedado sin sistema de frenado en muy poco tiempo.
¿Necesitas cambiar tu sistema de frenado por esto? Una mala elección de líquido de frenado puede hacer que tengas que cambiar todo el sistema de frenado. En resumen, puede provocar un auténtico desastre.
Ese “roce” que nos amarga la existencia
Hay veces que tenemos un roce continuo de pastillas con disco que, a veces, deriva en un soniquete insoportable. Los ciclistas de montaña lo llevan regular y casi todos los ciclistas de carretera no lo soportan.
Cuando ocurre esto el problema es que la pinza está mal alineada respecto al disco o que el disco se ha doblado. La primera razón tiene fácil solución: hay que aflojar un poco los tornillos de la pinza al soporte del cuadro y ajustarla respecto al disco. La mayoría de las veces basta con aflojar, apretar la maneta a fondo y apretar los tornillos (sin pasarnos). Luego bombeamos un poco mientras hacemos rodar la rueda. En alguna ocasión toca repetir la operación. Si con esto no se soluciona deberemos echar un vistazo no sea que tengamos algún pistón que no se accione o retroceda correctamente. Si es el caso: al taller.
Si se nos ha doblado el disco lo primero que tenemos que hacer es escribir cien veces en una pizarra: “ojo con el disco”. Muchas veces apoyamos la rueda sin fijarnos si el disco toca con algo (muy común cuando la metemos en el coche). Otro clásico es que alguien apoye su bici sobre la nuestra presionando el disco. También puede deberse a una caída.
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Si el disco está “tocado” hay algunas herramientas específicas para enderezarlo, pero es una operación delicada. En la mayoría de los casos nos compensa comprar un disco nuevo ya que no es un recambio excesivamente caro.
¿Necesitas cambiar tu sistema de frenado por esto? Entero no, pero a lo mejor te toca pensar en comprar un disco nuevo si éste se ha doblado. Si crees que alguno de los pistones puede estar dañado sí que conviene echarle un buen vistazo y pensar que es posible que tengamos que cambiar la pinza.
Los frenos se van quedando sin potencia y cambian de tacto a mitad de la bajada
Si haces bajadas técnicas, largas o ambas cosas a la vez, puede que notes como los frenos se van “cansando” y cambiando de comportamiento. Lo primero que debes saber es que, hoy en día, no es fácil que unos frenos se “agoten” hasta el punto de dejarte sin frenos. Pero si es verdad que puede que no tengas un gran control y que acabes con las manos agarrotadas.
Esto suele deberse a que los frenos hacen un sobreesfuerzo y el líquido y las estructuras de rozamiento (disco y pastillas) alcanzan demasiada temperatura. Puede ser por una frenada muy prolongada que también se ve condicionada por nuestro peso, nuestra técnica, etc.
Si nos ocurre en momentos puntuales no tiene porqué ser un problema. A lo largo del año es normal que llevemos nuestra bici más allá de los límites. Pero, si empieza a ser algo habitual es probable que estemos pidiendo a nuestros frenos más de lo que pueden darnos.
¿Necesitas cambiar tu sistema de frenado por esto? Si nuestros frenos se “agotan” todos los fines de semana es probable que nuestro estilo de conducción o la disciplina que practicamos esté empezando a poner al límite nuestros frenos. Un ejemplo es bikers que se comprar una bici “trail” o una “enduro” de gamas de inicio y empiezan a mejorar y a atreverse con trazados más complicados y técnicos. Es posible que estas bicis vengan montadas con frenos de doble pistón que dan un funcionamiento perfecto en la mayoría de las situaciones pero que pueden resultar insuficientes si nos “metemos en líos”. Puede que debamos pensar si no sería mejor cambiar nuestros frenos por unos de cuatro pistones.El otro elemento que podemos necesitar cambiar es el tamaño de los discos. ¿Usamos frenos de 160 mm? A lo mejor necesitamos unos de 180 mm.
En resumen, si nuestros frenos son insuficientes en cada salida es posible que tengamos que cambiar todo el sistema. En el mercado hay muchas opciones para hacer una “mejora” sustancial sin que tengamos que hipotecar nuestra casa. A veces conviene bajar un “escalón” en la gama, pero montar más pistones y más disco.
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