Prepara tu MTB para el invierno

No, no hablamos de guardar la bicicleta hasta la llegada del buen tiempo, sino de lo contrario, de lo que tienes que hacer para disfrutar de ella estos meses y mantenerla en perfecto estado.
Prepara tu MTB para el invierno
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autor mtbpro J. Daniel Hernandez
autor de las fotos Archivo

fecha08/01/2024


En MTBpro somos firmes defensores de utilizar la bicicleta durante todo el año. No por el hecho de que haya llegado la lluvia o el frío la guardemos en el garaje o trastero hasta la llegada de la primavera. Para disfrutar de ella simplemente tenemos que seguir una serie de consejos tanto de vestimenta como de mantenimiento y cuidados de la bicicleta.

Para adaptar la bicicleta de una estación a otra realmente no hace falta mucho. De hecho, en la mayor parte de los casos apenas hay que tocar nada. Como mucho utilizar guardabarros y, a lo mejor, sustituir las cubiertas por unas con los tacos más marcados y separados para el barro y la lluvia.


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También podemos jugar con las presiones de las ruedas y las suspensiones para adaptarlas al terreno más blando que nos vamos a encontrar, pero estas medidas son más puntuales y, de hecho, deberíamos realizarlas durante todo el año. Donde sí hay que incidir con mayor esmero es en el mantenimiento que debemos hacerle a la bicicleta.

Cómo preparar y qué debemos cuidar de nuestra MTB en invierno

Lo primero de todo es que hay que ser mucho más escrupuloso con la limpieza y mantenimiento básico de la MTB en el invierno. Aunque hayamos salido en un día de sol, el agua está mucho más presente. La mayor parte de las rutas contienen tramos con barro, charcos o pasos de ríos, y el barro salpicado se adhiere al cuadro o la transmisión provocando roces y crujidos.

Si al volver a casa no limpiamos a conciencia la bicicleta las partes metálicas se oxidarán, y el barro puede estropear el lacado de la pintura del cuadro o los plásticos y materiales sintéticos (fundas de los cables, puños, sillín, etc.). La humedad acumulada en el barro es uno de los peores enemigos que podemos tener, ya que al secarse forma una capa que acaba “resecando” la zona en la que está adherida y es muy abrasivo y agresivo con los materiales.


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Por ello debemos tener especial cuidado en que no se acumule en partes recónditas como debajo de la pipa de la dirección, en los retenes de horquilla y amortiguador, en los bujes o en los casquillos y pivotes de la suspensión.

También debemos ser muy cuidadosos a la hora de secar la bici, ya que si la guardamos mojada (y tendemos a guardarlas en sitios más húmedos como garajes o trasteros) tardará mucho más en secarse y la humedad instalada en los eslabones de la cadena o los cables de cambio y freno los puede llegar a oxidar.

Como ya vimos en el artículo de los lubricantes, a la hora de engrasar nuestra bicicleta debemos tener muy en cuenta la época del año en la que nos encontramos. Y ahora es el momento de utilizar lubricantes de aceite, con base húmeda, y más resistentes al agua.


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Tampoco está mal que antes de guardar la bicicleta utilicemos algún producto protector para los cuadros, especialmente los de carbono. Con ellos no sólo lograremos que “brille más” o que quede “más bonita”, sino que estaremos cuidando de secar bien el cuadro, que no quede suciedad adherida y le daremos una pequeña capa protectora anti-humedad y anti-polvo.

Un punto importante a revisar, más aún en invierno, es la tornillería. En las roscas y en las cabezas de los tornillos se instala la humedad, por lo que podemos encontrarnos que con el paso del tiempo se ha oxidado. Revisa y engrasa los puntos que lo necesiten.

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Revisar los frenos, fundamental en invierno

Las pinzas de freno son un sitio ideal para que la suciedad quede acumulada, y si no la limpiamos bien puede acabar dañando tanto las pastillas como los propios discos. Afortunadamente es muy fácil limpiarlos con agua abundante, pero conviene hacerlo bien y asegurarnos que no se queda nada de barro pegado dentro.

Existe una opción a tener en cuenta en los más fríos y húmedos, cambiar las pastillas de freno orgánicas por unas metálicas, ya que se calientan antes y, por tanto, empiezan a funcionar también antes.


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Ya que supone un cambio en el tacto del freno no creo que sea muy aconsejable, pero si alguien nota que sus frenos tardan mucho en actuar cuando coge la bicicleta en invierno, puede probar a cambiar las pastillas por unas metálicas, a ver si con ello soluciona el problema, antes de meterse en gastos mayores.

El frío y las baterías de cambios electrónicos y e-bikes

Los usuarios de e-bikes o aquellos que tengan cambios electrónicos deben tener en cuenta una cosa. El frío reduce la vida útil de la carga de la batería, por lo que conviene revisar su estado el día antes de salir y ponerla a cargar siempre “por si acaso”.

Al igual que ocurre con las baterías de los coches y de las motos, si no las vamos a usar durante un tiempo, lo mejor es sacarlas para guardarlas a una temperatura más estable, además de que no es conveniente dejar que se agoten totalmente, por lo que, aunque no vayamos a salir con la bicicleta, debemos cargarlas de vez en cuando.

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¿Y tener una bici de invierno?

Dado que el invierno desgasta más la bicicleta en general, tener una bici más económica o vieja para usar estos meses puede ser también una buena idea. Una bici que, además de estar preparada con neumáticos de barro, guardabarros y componentes más robustos, no nos importe tanto que se manche y salpique de barro.

¿Y si al final decido esperar a la primavera?

Si al final decides guardar tu MTB hasta que llegue el buen tiempo, debes seguir una serie de pautas. La primera de ellas es no dejarla a la intemperie (aunque no la de la lluvia directamente, siempre ha de estar a cubierto del viento, suciedad, polvo, etc.) y guardarla perfectamente limpia y engrasada. No sólo la transmisión, sino también otros puntos sensibles como los retenes de horquilla y amortiguador, ya que de otra forma pueden llegar a resecarse y agrietarse.

Es conveniente revisar de vez en cuando la presión de las ruedas, ya que si son tubeless van a perderla muy rápidamente y sobre todo si guardamos la bicicleta en zonas con muchos cambios de temperaturas (buhardillas, garajes al nivel del suelo, trasteros en alto, etc.).


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De hecho, si llevamos líquido antipinchazos lo más seguro es que tengamos que cambiarlo cuando vayamos a retomar la bici, lo normal es que el líquido dure seis meses, pero una buena opción es, de vez en cuando, darle unas cuantas vueltas a las ruedas para evitar que se haga una masa viscosa prácticamente sólida.

Tampoco conviene guardar las ruedas pinchadas (o dejar que se deshinchen) ya que el neumático se acabaría deformando, provocando que cuando queramos cogerla ruede dando pequeños botes y vibraciones o, directamente, haya partes del mismo que se hayan cuarteado y tengamos que cambiarlo.

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Las horquillas y amortiguadores de aire no pierden presión de una forma tan fácil como las ruedas, pero de vez en cuando hacer un relleno, incluso vaciarla y volverla a llenar, no es mala idea. Tampoco lo es revisar la correcta hidratación de las barras y los retenes.

Si nuestras suspensiones son de aceite, hay que saber que éste se vuelve más viscoso por el frío, por lo que es probable que nuestras sensaciones al principio de la ruta no sean las que estamos acostumbrados. “Calentar” la bicicleta rodando suavemente y comprimiendo un poco las suspensiones mientras que calentamos también nuestros músculos hará que entren en un modo óptimo de funcionamiento mucho antes.


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Si la vamos a guardar mucho tiempo es conveniente que la grasa que usemos para la transmisión sea una grasa líquida (no spray o cera) especial para condiciones húmedas, ya que es la única que va a resistir mejor el paso del tiempo sin secarse o sin evaporarse. Incluso es conveniente tapar la bicicleta con un plástico o una sábana vieja para que no le afecte mucho el polvo del ambiente.

Ahora ya sabes qué es lo que debes hacer, tanto si decides seguir montando durante el invierno (algo por lo que nosotros apostamos) como si decides “aparcar” la bicicleta hasta que llegue el mejor tiempo y optar por deportes o entrenamiento “indoor”.

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