¿Sabías qué? Conoce cuándo tienes que sangrar los frenos
Puede que no hayas sangrado los frenos en años, o puede que notes que la frenada no es la misma que antes, pero no hayas hecho nada al respecto. Sangrar los frenos no es la única forma de solucionar tus problemas con la frenada, pero si que te puede ayudar no solo a tener un mejor tacto, si no, también a tener toda la potencia de frenada disponible. Te explicamos algunos síntomas clave y como puedes solucionarlo.
La maneta tiene un tacto desigual
Puede que se hunda mucho, o puede que el recorrido sea cortísimo. Si la maneta se te hunde casi hasta el puño o notas que tienes un recorrido tan corto que no te deja modular la frenada, es momento de sangrar. Si no has sangrado los frenos en tiempo (más de un año) te recomendamos que repitas el sangrado 2 veces por freno con aceite nuevo, para que elimines todos los restos del aceite antiguo del circuito. Reconocerás el aceite viejo, tanto en el tipo mineral, como en el DOT porque está más oscuro, o tiene tintes grises o literalmente está color negro y con mucha densidad o incluso pequeños restos de suciedad.
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Los pistones no vuelven a su sitio
Aprovecha que haces el sangrado para limpiar la zona de los pistones. En muchos casos, a los pistones les cuesta volver a su posición inicial a medida que se desgastan las pastillas y eso se puede deber a que hay aire en el circuito o que los propios pistones están sucios en su zona externa de contacto con la pinza. Sácalos un poco (no del todo o tendrás problemas para meterlos, además de tener que sangrar de nuevo) y límpialos con productos adecuados para los frenos. Hay incluso grasas específicas para engrasar la junta externa de algunas marcas de frenos para que se deslicen con suavidad. Aprovecha a hacerlo durante el sangrado con el sistema abierto, para no dañar las juntas o retenes de la maneta.
Si ves aceite o suciedad pegada al disco
Si la pinza de freno está llena de suciedad alrededor, o incluso esta ha llegado al disco y no frena bien, aparte de estar muy sucio, puede que tengas una fuga de aceite. En este caso, lo mejor es limpiar todo lo mejor posible con un espray específico para frenos y pulsar la maneta varias veces para ver de donde sale el aceite. Prueba con una luz tipo linterna o similar para ver por donde sale y mejor si quitas la rueda para tener más campo visual. El sangrado en este caso no te solucionará el problema si se te ha roto alguna junta o pieza, pero será parte del proceso cuando cambies las piezas necesarias.
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Una revisión a tiempo…
La mejor recomendación que te podemos hacer a la hora de saber si tienes que sangrar los frenos o no, es que directamente lo hagas una vez al año. Además, será un buen momento para comprobar si debes de cambiar también las pastillas de freno y revisar el grosor del disco. Sangrando los frenos correctamente una vez al año, por lo general te funcionarán sin problema y podrás usarlos con confianza durante toda la temporada. Y no olvides que si no sabes sangrarlos o no tienes un kit de sangrado de calidad, acude a un mecánico profesional, ya que además de la experiencia, tienen las herramientas y aceites adecuados.
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